EFE | La dificultad para conciliar crianza y trabajo, unida a los problemas
que enfrentan las mujeres a la hora de acceder al mercado laboral, con
mayor precariedad e inestabilidad, condiciona la vulnerabilidad de los
hogares monomarentales con niños menores, cuya tasa de pobreza alcanza
el 47,3 %. Una cifra significativamente superior a la media de España, que se sitúa
en el 27,4 %, y que para el Ato Comisionado contra la Pobreza Infantil,
hace necesario "repensar" las políticas públicas existentes para tener
en cuenta esta realidad que afecta a un importante número de familias en
España.
Según el informe “Madre no hay más que una: monomarentalidad, género y pobreza infantil”, elaborado por el Alto Comisionado para la Pobreza Infantil,
con datos de la Encuesta Continua de Hogares de 2019, las familias
monoparentales han aumentado de forma significativa en los últimos 15
años hasta representar en torno a 1 de cada 10 hogares con niños, niñas y
adolescentes.
Son 1,9 millones de familias, de las que más del 80 % están encabezadas por mujeres,
en menos de la mitad residen menores y un número importante están
compuestos por un núcleo monoparental con otros convivientes. Cerca de 950.000 niños, niñas y adolescentes viven únicamente con su madre en ausencia del otro progenitor y la gran mayoría lo hace, además, sin otros adultos en el hogar.
Según detalla este informe, los hogares encabezados por mujeres
sufren una mayor situación de vulnerabilidad en comparación con el resto
y ser madre en un hogar monoparental supone “dificultades añadidas a la
crianza y a la relación con el mercado laboral”. El riesgo de pobreza para niños, niñas y adolescentes en hogares
monomarentales es 20 puntos superior (47,3 %) al riesgo medio en España
(27,4 %) y éste aumenta en el caso de los menores que viven en núcleos
monoparentales con otros convivientes (52,3 %).
Además, entre menores que viven en hogares monomarentales simples, la
privación material severa alcanza el 13,5 %, más del doble de la tasa
general (6 %) y esta cifra se incrementa hasta el 15,7 % en el caso de
hogares formados por un núcleo monoparental con otros convivientes. El informe detalla cómo las madres de hogares monomarentales simples sufren tres veces más la parcialidad que los padres de hogares monoparentales simples y casi el doble de paro. Esto se traduce en que sólo el 55 % de ellas trabaja a tiempo completo.
“Los datos muestran que las madres se enfrentan a mayores
dificultades en el mercado laboral. La dificultad de conciliar la
crianza y el trabajo, la mayor necesidad de apoyo de redes sociales y/o
profesionales para poder trabajar se suma a la discriminación por sexo
que las mujeres sufren en el mercado laboral”, advierte. El pago de la vivienda es otro de los indicadores que muestra la
inseguridad económica que sufren estos hogares. Un 7,9 % de los hogares
monomarentales han sufrido, al menos una vez, retrasos en el pago de la
hipoteca o el alquiler, 2,5 veces más que en el caso de los hogares
monoparentales; y un 12,2 % han padecido esta situación dos veces o más.
En cuanto a la alimentación, el 9,2 % de los hogares encabezados por una madre no pueden permitirse consumir alimentos altamente proteicos cada dos días y un 10 % no puede mantener la vivienda a una temperatura adecuada en invierno. El Alto Comisionado para la Pobreza Infantil, Ernesto Gascón, ha
lamentado las cifras de esta “dura realidad”, pero ha destacado que el
primer paso es visualizarla, diagnosticarla y trabajarla. “Es complejo, es difícil, pero estamos en ello, debemos repensar las
políticas públicas, teniendo en cuenta la diversidad de estos hogares,
con medidas que tengan en cuenta esta multirrealidad, pero también en
las reformas laborales”, ha señalado.