EFE | La
mayoría de la oposición francesa boicoteó hoy la votación en el
Parlamento sobre el tercer confinamiento en protesta por la actitud del
Ejecutivo, que vio respaldadas las restricciones contra la covid
gracias a los partidos centristas y al gubernamental La República en
Marcha (LREM).
Los progresistas y la derecha, en la que figura el principal grupo
opositor, Los Republicanos, se ausentaron de la Asamblea Nacional y del
Senado reprochando no haber sido consultados antes y denunciaron la
"farsa" de la votación para validar lo anunciado este miércoles por el
presidente francés, Emmanuel Macron. El escrutinio de hoy tenía un valor simbólico más que práctico, pues
un eventual rechazo a las medidas no habría impedido su puesta en
marcha.
La votación salió adelante en la Asamblea con 348 votos favorables
(de entre 577 asientos) y 9 en contra, mientras que en el Senado,
dominado por la derecha, solo participaron 45 de sus 348 senadores, con
39 votos a favor y dos en contra.
El nuevo confinamiento, que entra en vigor este domingo y durante
cuatro semanas, mantiene un toque de queda general de siete de la tarde a
seis de la mañana y extiende a todo el país la prohibición de viajes
entre departamentos y la necesidad de justificar salidas a una distancia
superior a los 10 kilómetros desde el domicilio.
Menos riguroso en varios aspectos que los de octubre de 2020 y marzo
de ese mismo año, incluye finalmente el cierre de los establecimientos
educativos de entre tres y cuatro semanas, dependiendo del nivel escolar
del alumno.
Estas medidas fueron detalladas por el primer ministro, Jean Castex, tanto en la Cámara Baja como en la Alta.
En su intervención de por la mañana en la Asamblea, Castex negó las
acusaciones de "farsa" y defendió que las decisiones comunicadas por
Macron el miércoles emanan del poder ejecutivo que encarna el propio
presidente. Francia, uno de los países más afectados por la pandemia, registra
95.000 muertes y 4,5 millones de infectados desde el estallido de la
crisis sanitaria y, desde hace un par de semanas, la presión en las ucis
se ha disparado.
Castex llegó a ser abucheado y la oposición atacó al Gobierno por la
lentitud de su ritmo de vacunación y por el retraso en la creación de
nuevas ucis, cuando el país tiene más de 5.000 camas ocupadas por
pacientes de covid.
"El virus va más rápido que la vacunación", criticó Damien Abad, el
presidente en la Asamblea del grupo centro-derechista Los Republicanos,
que suma 104 diputados.
Abad puso como ejemplo al vecino Reino Unido. "Ellos vacunan cuatro
veces más que nosotros. Tienen a un 40 % de la población vacunada,
nosotros el 10 %", hasta un total de 8,5 millones de ciudadanos.
La líder ultraderechista Marine Le Pen, considerada una de las
favoritas a ganar las presidenciales de 2022, y Jean-Luc Mélenchon, el
líder del partido izquierdista La Francia Insumisa, reprocharon al
Ejecutivo su actitud "ideológica" respecto a las vacunas al no
incorporar al plan de vacunación los inmunizantes chinos y ruso.
"Las cifras de vacunación detallas (por Castex) han sido muy, muy
malas", lamentó Le Pen, quien afirmó que países como Alemania habían
autorizado vacunas rusas o chinas, un extremo desmentido en la misma
Asamblea por el ministro de Sanidad, Olivier Véran.
Mélenchon, antiguo candidato presidencial y una de las figuras de
proa de la izquierda francesa, se preguntó porqué no se administra en
Francia la vacuna rusa Sputnik V: "Tanto hablar de Johnson & Johnson
(dueños de la vacuna monodosis Janssen) y ¿qué pasa con la vacuna rusa?
La ideología en la pandemia es oscurantismo".
Véran previó hoy que el pico de contagios en esta tercera
oleada epidémica se alcance en siete a diez días, aunque el número de
enfermos en las ucis seguirá creciendo un tiempo, hasta finales de
abril.
Entre las nuevas prohibiciones figura el no poder beber alcohol al aire libre para evitar aglomeraciones. En marzo, con la mejora del tiempo, algunas ciudades francesas
registraron aglomeraciones exteriores, como sucedió en los muelles del
Sena de París, cuando la policía tuvo que intervenir un fin de semana
para desalojarlo.
Asimismo, se endurecerán las medidas contra quienes organicen fiestas
clandestinas pidiendo sistemáticamente la intervención de las
Fiscalías.
Uno de los episodios que más chocó a los franceses sucedió el 21 de
marzo en Marsella, cuando nueve personas fueron detenidas en una fiesta
multitudinaria en las que se celebraba una especie de carnaval, la
inmensa mayoría sin mascarillas.