EFE | Keiko Fujimori elevó ayer la alta tensión electoral en Perú al
pedir la anulación de unos 200.000 sufragios en regiones que
abrumadoramente apoyan a su rival Pedro Castillo, cuando apenas falta
por escrutar el 1% de los votos de las elecciones presidenciales del
pasado domingo. Fujimori, que de momento pierde la votación por unos 73.000 votos,
fundamentó su solicitud al Jurado Nacional de Elecciones (JNE) para que
anule 802 actas electorales en supuestas irregularidades y "fraudes de
mesa" cometidos por personeros (interventores) de Perú Libre, el partido
de Castillo, durante la votación.
Este acto, para el que contó con el apoyo de varios estudios de
abogados, lo ha sustentado con imágenes de las supuestas
irregularidades, como firmas que no concuerdan, resultados
"estadísticamente" inverosímiles o la relación de parentesco entre
miembros de las mesas electorales. Sin embargo, ninguno de los supuestos
presentados por Fujimori y su equipo, liderado por el abogado y
exdiputado fujimorista Miguel Torres, entra dentro de lo establecido por
las leyes peruanas para anular votos.
Según la normativa, el plazo para presentar cualquier pedido de
nulidad de actas vencía en la noche de este miércoles. Para que esto
pueda ser admitido se debe probar fehacientemente que el resultado de
las actas fue fruto de amenazas, violencias o sobornos.
Fujimori ha indicado que su petición de anular los votos de
estos 200.000 ciudadanos fue precisamente "para defender el voto". Según
ha dicho en su presentación ante la prensa, en donde no ha admitido
preguntas, la candidata ha indicado también que el JNE deberá revisar
con atención 1.200 actas observadas (en realidad, 800), lo que podría
significar que hasta 500.000 votos están "en juego".
Con el 99,041% de los votos escrutados, el izquierdista Castillo
cuenta con el 50,2% de los votos frente al 49,8% de la hija y heredera
política del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000).
El recuento de los votos finales ha avanzado muy lentamente
durante la jornada mientras se iban resolviendo las observaciones
técnicas de varias actas, que corresponden al porcentaje de votos que
aún restan por contabilizar.
Las matemáticas dan opciones a Fujimori, pero son remotas y
pasan por que en estas actas contengan un sesgo a su favor muy marcado
para permitirle remontar la diferencia.
La denuncia del supuesto "fraude sistemático" ya fue lanzada por
Fujimori el lunes por la noche, cuando el escrutinio apuntaba a
Castillo como ganador.
Ese día presentó "indicios", en su mayoría recogidos de redes
sociales y 'fake news' sin mayor sustento para rebatir los informes
preliminares de las misiones electorales de la Organización de Estados
Americanos (OEA) y la Unión Interamericana de Organismos Electorales
(Uniore), que destacaron la corrección de los comicios.
Mientras, miles de simpatizantes de Fujimori se han manifestado
en Lima para "defender el voto", al tiempo que algunos de sus votantes
comenzaron a solicitar en las redes sociales la intervención de las
fuerzas armadas e impedir que Castillo pueda ser proclamado oficialmente
presidente.
Frente a ese movimiento, el Ministerio de Defensa ha recordado
en un comunicado que "las Fuerzas Armadas no son deliberantes y están
subordinadas al poder constitucional, por lo que cualquier llamado a
incumplir este encargado es impropio de una democracia".
Así, los militares han reiterado su compromiso con la
Constitución, la democracia, el principio de neutralidad y con el
respeto a la voluntad popular expresada en las elecciones celebradas el
pasado domingo. Las Fuerzas Armadas también han exhortado a la población
a respetar los resultados y a trabajar unidos para fortalecer la
democracia e impulsar el desarrollo del país.
Antes del anuncio de Fujimori, la presidenta del Consejo de
Ministros, Violeta Bermúdez, hizo un llamamiento a los candidatos y a la
ciudadanía a respetar los resultados de la contienda electoral, y de
los canales y las formas democráticas. "Una competencia electoral no nos
debe conducir al enfrentamiento entre los peruanos, en estos momentos
es cuanto más requerimos de la tranquilidad", anotó la primera ministra,
ante las movilizaciones de ambos partidos.