REDACCIÓN | Los errores en las escuchas y la decisión del juez de dejar fuera los delitos de corrupción y prevaricación han sembrado la duda sobre si la Fiscalía portuguesa se precipitó con el caso que hizo dimitir a António Costa, pero la investigación sigue abierta y todavía no se puede descartar una acusación.
Los portugueses se vieron sorprendidos el pasado 7 de noviembre, cuando el primer ministro anunció su dimisión tras saberse investigado en un caso de supuesta corrupción en negocios relacionados con el litio y el hidrógeno, bautizado como “Operación Influencer”.
La Policía detuvo a cinco sospechosos, entre ellos el jefe de Gabinete de Costa, Vítor Escária -que tenía más de 75.000 euros escondidos en su despacho-, y su padrino de boda, Diogo Lacerda Machado. Leer más