Abdelghafour Lourtassi, de 32 años y de nacionalidad marroquí, juzgado este martes en la Audiencia Provincial de Pontevedra por la violación de una anciana de 92 años en Vilagarcía de Arousa, se ha declarado inocente, aunque en la vista oral ha asegurado que no se acordaba de nada de lo sucedido el día de autos. El acusado negó los hechos que le imputan tanto la Fiscalía como la acusación particular en base al testimonio de la víctima, que no pudo comparecer a la vista oral al haber sufrido un derrame cerebral y no encontrarse en condiciones de declarar. De hecho, esta circunstancia obligó al tribunal a visionar y escuchar un DVD con la declaración de la víctima, grabado el día siguiente de la presunta agresión, en previsión de que su avanzada edad le impidiese declarar durante el juicio. En esa grabación, la mujer aseguró que durante el mediodía del 26 de febrero de 2006, llamaron al timbre de su casa, y al abrir la puerta un hombre la empujó violentamente hacia el interior de la vivienda y la tumbó sobre una cama. La anciana explica también que estaba "muy agresivo" y que cada vez que ella levantaba la voz "se ponía histérico", así que "para calmarle" le ofreció una bolsita que guardada en el sujetador con 1.100 euros, pero ?no le llegó y entonces abusó de mí". El acusado lo negó todo aunque señaló que no recordaba nada de lo que hizo ese día, porque la noche anterior había bebido mucho y aún estaba borracho cuando fue detenido, pese a lo cual reiteró a través de un intérprete que no pudo haber hecho nada de lo que le acusan porque "no soy ningún animal". Aseguró que no conoce a la mujer ni sabe cuál era su casa, aunque no supo explicar por qué se hallaron restos biológicos suyos en la mujer y en la casa. Además, alegó que la sangre que había en sus calzoncillos pertenecía a unos pollos que había manipulado en la empresa para la que trabajaba, si bien los informes forenses concluyeron que esa sangre "era de la mujer" que durante la violación sufrió un desgarro vaginal. El Ministerio Fiscal solicita para el acusado la pena de quince años de prisión por la agresión sexual, y cinco años más de cárcel por el delito de allanamiento de morada, y le reclama una indemnización a la víctima de 18.000 euros por los daños morales y psicológicos sufridos.