Pasadas las cinco y media de la tarde, en el lugar mazaricano de O Furiño los vecinos luchaban incansablemente junto unas motobombas contra las llamas que acechan a un grupo de viviendas, pero afirmaban sentirse "con moito medo porque esto e moi perigoso", y denunciaban que solicitaran la presencia de hidroaviones que no llegaban, y temían por sus viviendas. La opinión es refrendada por su alcalde, Jose Manuel Santos Maneiro, que comentaba que "temos moi poucos medios, e ademáis coa axuda do vento isto faise incontrolable". Santos Maneiro aseguraba que varias casas de la parroquia de Arcos habían sido salvadas in extremis "e só quedaron chamuscadas", pero en O Furiño el temor está mezclado con el humo en el ambiente. Fuentes municipales calculan que 1.200 hectáreas se han perdido arrasadas pero ahora pretenden que o Furiño- en la parroquia de Arcos, las lenguas de fuego no lleguen a las casas.