Poco después de las diez y media de la mañana, la hora prevista, se iniciaba en Monte Pío la anunciada reunión entre Touriño, Quintana y Feijoo. El invitado inesperado de esos primeros minutos fue la lluvia torrencial, tema del inicial intercambio de impresiones entre el presidente de la Xunta y el líder del PPdeG. Seguramente no pensaban en aquellos momentos que el mal tiempo podría augurar también un fracaso del encuentro. Mientras gran parte de los 65 periodistas acreditados para este encuentro estaban a la espera en una de las salas de los bajos de la residencia presidencial, los tres líderes mantenían, en un salón situado justo encima, tensas horas de reunión, hasta seis. Y todo eso sin comer, porque ni siquiera para pedir avituallamiento pararon la negociación. Así, la cumbre se prolongó tirando solamente con el café y las pastas que les habían servido a primera hora. No es de extrañar que a la hora de comparecer ante los medios de comunicación les saliera a todos cara de circunstancias. Aunque en esto, como en el texto estatutario, también hubo diferencias, ya que el semblante de Touriño y Quintana, los socios de Gobierno, fue mucho más crispado, mientras que el líder de la oposición casi parecía haberse quitado un peso de encima.