Los expertos coinciden en que es muy importante detectar la superdotación a la edad más temprana posible, para darle un trato igual que a los demás niños, sabiendo que se trata de una persona diferente. En muchas ocasiones, los superdotados son etiquetados por sus padres o profesores como distraídos, lentos, hiperactivos, difíciles… sin que se llegue a reconocer su verdadera capacidad.

Suelen ser niños muy precoces, comienzan a hablar muy pronto y aprenden rápidamente, ya que realizan tareas que no corresponden a su edad. Suelen leer mucho de todo tipo de libros o publicaciones de los más diversos temas, ya que muestran un gran interés por aprender.

Desde muy temprana edad tienen interés por múltiples áreas del saber, suelen realizar varios proyectos  al mismo tiempo, pero de distintas áreas, para que su mente siga en constante evolución y les suele apasionar la investigación y los retos difíciles.

A pesar de que son niños muy inteligentes, académicamente suelen tener un rendimiento por debajo de su capacidad. Este problema puede surgir a cualquier edad, se aburren en el colegio porque éste no les da la educación que necesitan. Por el contrario, en el caso en que el niño con alta capacidad obtenga buenas notas, sus dificultades pueden centrarse en el aspecto afectivo y social, lo cual arrastrará toda su vida, si sus padres no perciben a tiempo sus capacidades.

Los superdotados suelen ser hipersensibles, todo les afecta más que a un niño de capacidad normal y, en ocasiones, lloran con facilidad por cosas de relativa importancia. Cuentan con una alta capacidad creativa y son muy innovadores. Son muy observadores y una curiosidad insaciable que les faculta para el aprendizaje autónomo.

Cualidades, todas ellas, que les convierten en niños especiales, con necesidades y exigencias diferentes a los demás, y que insuficientemente desarrolladas o indebidamente canalizadas pueden volverse en contra.

Como identificar a un niño superdotado no es tan difícil, solo tenemos que observar algunas conductas y reacciones emocionales que lo diferencian de los demás niños en casa o en el colegio, pero no debemos olvidar que la confirmación de un diagnostico solo la hace un especialista a través de pruebas. Pero las características de estos niños pueden ser: duermen poco, aprenden a andar y hablar correctamente muy pronto, dicen su primera palabra con apenas seis meses y mantiene una conversación entre los 18 y 24 meses con un vocabulario impropio para su edad, pregunta por palabras que no conoce desde los tres años y pregunta siempre por todo a edades muy tempranas, con una memoria casi fotográfica, posee una alta sensibilidad hacia el mundo que le rodea, alta preocupación por temas de moralidad y justicia, enérgico y confiado en sus posibilidades, gran capacidad de atención  y concentración. Les gusta relacionarse con niños mayores, se aburren en clase porque sus capacidades superan los programas de estudio, aparentemente son muy distraídos, llegan a sentirse incomprendidos y raros, son muy independientes e introvertidos, con un porcentaje alto, de estos niños también tienen mucha fuerza de voluntad.

Muchas veces los maestros se equivocan y creen que estos chicos tienen problemas de aprendizaje, un ejemplo claro es el del premio Nobel Albert Einstein que cuando tenía doce años, sus maestros determinaron que era lerdo para aprender, de hecho, tenía los peores recuerdos de la escuela.

Se debe de estar muy atentos a todas las reacciones de un niño desde muy temprana edad, hablar y jugar con él y estimularle al menor síntoma de que se detecte que su inteligencia va por encima de los demás niños, ya que es conveniente que estos reciban una atención especial. Tener la capacidad de aprender rápido y fácilmente es una muestra clara de que un niño está dotado, también debemos hacer mención de que son muy intuitivos y con gran capacidad de análisis, de manera que suelen adelantarse a los acontecimientos, como saber cómo van a reaccionar las personas que tienen delante mucho antes de que lo hagan, saber predecir la evolución de la sociedad y determinados acontecimientos…

Conchi Basilio