Las personas tienen derecho a vivir desde los 65 años con una pensión digna. Lo que no es lógico, a mi juicio, es que porque aumenta la esperanza de vida y la longevidad la gente tenga que jubilarse con más edad. Estoy convencido de que la jubilación a los 60 o 65 años es lo más racional por numerosas razones. Aunque actualmente ya se sabe que según la ley hay que esperar a los 66 o 67 según la normativa para recibir la pensión de jubilación en muchos casos. Numerosos expertos consideran que es adecuado y razonable pagar parte de las pensiones con impuestos.
Y lo hacen ya en algunos países. En España, aunque haya una baja natalidad, los ciudadanos no son responsables de la misma y no tienen que pagar las consecuencias de esta situación. Si hubiera unos impuestos directos progresivos y equitativos, en función de las rentas, que se utilizaran para completar lo aportado con las cotizaciones se solventarían los problemas de la caja de las pensiones y el propio pago de las mismas en el presente y en el futuro. Aunque el promedio de la esperanza de vida sea de unos 83 años o similar eso no quiere decir que muchos sujetos no mueran antes, sin poder disfrutar de la muy merecida jubilación ganada con su esfuerzo durante décadas.
Y decir que con planes de pensiones se solucionan los problemas de financiación me parece poco razonable. Primero, porque muchas personas con bajos ingresos, etc., no pueden permitirse contratar tales planes. También conviene tener en cuenta que en muchas familias se están pagando hipotecas y no queda suficiente dinero para dedicarlo a planes de pensiones. Además, juntando cotizaciones e impuestos directos creo que se podría solucionar de una forma muy justa, equitativa e igualitaria el tema de pagar pensiones dignas para todos y desde una edad de jubilación razonable.
Desde los 60 o 65 años la gente puede gozar de los placeres del descanso y de un mayor tiempo libre para dedicarlo a sus aficiones en la última fase de su vida. A la vez se dejan disponibles numerosos trabajos para los jóvenes que quieren acceder al mercado de trabajo y están en su derecho de hacerlo. Y no debemos cerrarles el paso.
Se tiene que conseguir una sociedad más solidaria. Los más ricos, las empresas y las capas que viven en la opulencia deben colaborar de mayor manera en el sostenimiento del sistema de las pensiones. Lo que no es racional es que por la mayor longevidad se vaya a un aumento de la edad para jubilarse.
Si en los próximos años y decenios sigue creciendo la esperanza de vida se puede llegar a planteamientos absurdos. Los que nacen actualmente pueden llegar de promedio a los noventa o cien años aproximadamente. Y lo que no puede ser es que se tengan que jubilar a los 85 años por ejemplo o al cumplir los 80. Sería descabellado y estrambótico además de muy injusto.
El problema es que ya se está en la línea equivocada de acción. No es juicioso, si se piensa con profundidad, que los ciudadanos no puedan jubilarse como hace unos años a los 65 años y tengan que esperar varios años más por cuestiones puramente económicas que se pueden resolver con impuestos. Se está reduciendo la calidad de vida de los últimos años de la existencia de una forma irracional, por lo ya expuesto.
Los que se jubilan ya ha trabajado, en general, durante veinte, treinta o más años y no hace falta que contribuyan más, ya han pagado de sobra lo que van a cobrar con su pensión. Y no tienen la culpa ni la responsabilidad del envejecimiento y de la baja natalidad del país en que viven. No deben ser las victimas inocentes de los problemas de la economía de España. Porque se han ganado a pulso durante muchos años de trabajo el derecho a gozar de su jubilación, al menos, desde los 65 años.En Francia la Contribución General Francesa logra una recaudación anual extra de 90.000 millones de euros.
José Manuel López García