El deporte ayuda a los niños a desarrollarse tanto física como mentalmente. La actividad física debería formar parte de su día a día, ya que los beneficios físicos son múltiples: les ayuda en el desarrollo psicomotor y a relacionarse, les enseña a seguir unas reglas, a trabajar en equipo, a reconocer la importancia del esfuerzo personal y a ponerse metas.
Debemos dejar que el niño elija el deporte que les guste. Es normal que a veces se vean influidos por sus amigos o algún deportista que salga en los medios de comunicación, y de mano desde muy pequeños se ven sobreinfluidos por el deporte rey en nuestro país, el futbol, pero debemos dejar que ellos mismos decidan de verdad si va a ser su deporte definitivo, o se decantan por algo más personal y que de verdad les llene y les ayude en todos los niveles de formación.
Hay que tener en cuenta que le vendría mejor al niño, si un deporte individual o en equipo. Un niño tímido, por ejemplo, se puede beneficiar de un deporte en equipo, que le ayude a relacionarse con los demás; por el contrario, un niño muy activo le va mejor un deporte individual que le ayude a concentrarse, pero es muy importante priorizar la diversión y el aire libre.
Los niños siempre se fijan en las personas significativas que tengan más cerca, ya que estos serán los espejos en que mirarse, y ayudarles a ver objetivamente sus puntos fuertes y débiles, para de esta manera ver que necesitan mejorar. Hay muchas cosas que se pueden enseñar, como solidaridad, motivación, compañerismo, afán de superación y sobre todo aprender a saber perder. Pero al final lo más importante es que ellos se diviertan y disfruten con lo que hacen.
Aunque cada día son más los investigadores y expertos que defienden la práctica deportiva como capaz de aportar importantes beneficios físicos, psicológicos y sociales y su capacidad para la educación total de la persona, por otro lado, a pesar de atribuirse al deporte tantos beneficios, son pocas las personas que mantienen un estilo de vida activo y perdurable a lo largo de su vida adulta.
Pero debemos recordar que los niños de hace 20 años, jugaban todo el día al aire libre, montaban en bicicleta, hacían deporte y con sus juegos inventados por ellos mismos, creaban su propia forma de divertirse; porque los niños de antes se movían mucho, y su mundo era natural y sencillo.
Hoy en día las tecnologías han avanzado con tal rapidez que la vida de los niños ha cambiado radicalmente, hasta tal fin de que llevan una vida totalmente sedentaria, poco aire libre y en el 75% de los hogares el niño tiene su televisor en su habitación, su ordenador, consola, teléfono móvil etc. Con lo cual recurren a la tecnología para la mayor parte de sus juegos, lo cual reduce los retos para su creatividad y su imaginación.
La influencia de la tecnología y sus rápidos avances influyen en el desarrollo del niño, incluso en un aumento de los trastornos físicos, fisiológicos y de conducta.
Por todo ello, no debemos olvidar nunca los cuatro factores importantes para el buen desarrollo saludable del niño que son el movimiento, el tacto, la conexión humana y el contacto con la naturaleza. Los niños pequeños necesitan dos o tres horas al día de juegos activos para adquirir una buena estimulación sensorial, porque la naturaleza y el espacio verde no solo ejercen una influencia tranquilizadora sino que restablecen la atención y fomentan el aprendizaje.
Todo esto no quita que estén al día de todos los avances de la tecnología, pero siempre respetando esas horas reservadas al espacio natural y en concreto al deporte al aire libre.
Conchi Basilio