Cuando una persona quiere ser respetuosa no tiene más que ponerse en el lugar del otro, ser respetuoso significa demostrar que valoras el tiempo, el espacio, las perspectivas, etc.
Cuando se reciben buenos modales, siendo niño no lo aprecias, es una vez que empiezas a hacer uso de ellos, que te das cuenta de la buena educación que has recibido y que estas costumbres sirven para mantener a la sociedad funcionando sin problemas; ya que practicar los buenos modales es una forma de ser respetuoso con los demás en todos los aspectos.
Como ejemplos claros, el no hablar por el celular en una cafetería, restaurante, el trabajo o cualquier lugar en el que podrías molestar a otras personas. El dar los buenos días, ¡dar las gracias y el por favor ¡ Dejar de hablar cuando se apaguen las luces en una sala de cine.
Respetar todos los espacios de la escuela, el trabajo, el autobús; pedir permiso para usar la propiedad de otras personas en cualquier lugar, lo mismo sea trabajo, espacios de estudio o demás lugares donde tienen que convivir varias personas.
Debemos ser respetuosos con las diferencias culturales, creencias religiosas, políticas y hasta con el equipo contrario con el que estamos compitiendo; saber pedir permiso, y saber escuchar cuando otra persona te habla, mirándole a los ojos, y esperar a que esta termine para poder responderle, como también tener muy en cuenta si haces una presentación de alguien, no descuidar de dejar a alguna persona sin mencionar, demostraría que la excluyes del grupo.
Nunca demostrar una actitud de superioridad ante nada ni nadie, ser sencillo y agradable a los demás y sobre todo no se involucrar en ningún tipo de chismes, aunque esa persona te haya hecho mucho daño, es mejor no decir nada y mantenerse callado; porque cada persona cosecha lo que siembra, y por difícil que parezca hay que tratar de demostrar paciencia y humildad, ya que la otra persona puede aprender algo de ti.
Debemos mostrar respeto a las figuras de autoridad según la costumbre adecuada, nunca abusar del propio poder hacia los demás, debemos ser amables, correctos, con buena empatía, y un sentido profundo de comprensión compartida, en una palabra, que no todo el mundo sabe mandar.
Pero donde yo haría hincapié, es en el respeto total hacia los mayores y sobre todo las personas desfavorecidas, con las que no se tiene en un porcentaje muy alto, ni el más mínimo respeto, y es una situación en la que nadie estamos libres de vernos así.
Y es que lo más importante para ser respetuoso, es el respeto por uno mismo, ya que si tú no te respetas, nadie lo hará.
También debemos de ser personas flexibles, que significa adaptarse a situaciones impredecibles, acoplarnos a los cambios. Las personas poco flexibles buscan tener todo bajo control y al no lograrlo surge la frustración, la ansiedad y la depresión. Al ser flexibles somos emocionalmente más estables, aprendemos a escuchar y observar con atención.
El mayor pecado de la sociedad en nuestro tiempo, es sin duda la indiferencia que nace de nuestro propio egoísmo. Esta indiferencia nos vuelve ciegos, sordos, mudos y paralíticos, sin que nos demos cuenta de ello, endurece nuestro corazón y nos quita lo que tenemos de humanos.
Pero el ser humano fue dotado con la razón, y el gran problema de un porcentaje muy elevado de nosotros, no la utiliza o la utiliza con fines banales y superficiales. Como ciudadanos del mundo es nuestro deber preocuparnos de lo que pasa a nuestro alrededor y específicamente por lo que tenemos más cerca.
Debemos renunciar a todo lo que implique vivir para uno mismo, el egoísmo nos lleva a una vida solitaria y triste; debemos de ser generosos con el tiempo, los recursos, los conocimientos y el aprendizaje, porque cuanto más se dé, más se recibe, y en ningún momento debemos quedarnos con las experiencias negativas, ya que de todas siempre se saca una buena conclusión.
Pero debemos perdonarnos a nosotros mismos, ya que el perdón es interno, personal e intransferible. Las buenas personas suelen juzgarse con excesivo rigor y les cuesta perdonarse a sí mismas.
Una de las cosas que más debilitan y hacen daño al ser humano es la envidia; desgraciadamente muy extendida y que genera una insatisfacción permanente en quien la siente, son personas que nunca son felices y nunca están satisfechas.
Hay personas que no te perdonan que triunfes, que tengas tu propia forma de ser, que defiendas un estilo diferente de trabajar y muchas más cosas que podría enumerar. Pero debemos de ser consecuentes con nosotros mismos y sobre todo saber ser personas con sensibilidad y educación ante todo.
Conchi Basilio