El Día Mundial de la Seguridad Vial que se celebra el 10 de junio llega este año en medio de un proceso de desescalada en el que, tras meses en los que los coches y motos a penas se usaron para hacer traslados esenciales, las carreteras comienzan a llenarse y los accidentes de tráfico vuelven a ser una preocupación para las autoridades. Si bien durante los meses que duró el confinamiento la siniestralidad en carretera cayó a niveles históricos, con una reducción del 73% según cifras de la DGT, en los últimos días han aumentado de manera alarmante.
Quizás lo que más preocupa es lo que podría pasar a partir de ahora con la llegada del verano y el inicio de los traslados a otras comunidades. Sin embargo, hay un factor que, más allá de la operación salida, debe ser tomado en consideración y es el aumento del uso del vehículo privado para todo tipo de desplazamientos. De acuerdo con un estudio realizado por el Real Automóvil Club de España (RACE) el 20% de los encuestados que iba al trabajo en transporte público antes de la pandemia cambiará a la modalidad privada tras el fin del estado de alarma.
La “nueva normalidad” que comenzará a regir en el país en las próximas semanas viene acompañada de una serie de medidas para reducir al máximo las posibilidades de contagio de coronavirus y es por eso que se espera un mayor número de coches y motocicletas circulando. Son muchos los que evitarán el uso del transporte público como medida de precaución y es aquí donde la concienciación de los conductores sobre la importancia de la seguridad vial cobra importancia.
La seguridad vial va más allá de usar el cinturón o no ir a una alta velocidad. Es el conjunto de medidas que se toman para prevenir accidentes de tránsito o la minimización de sus efectos; entre ellas, por supuesto, está el cumplimiento de las normas emitidas por las autoridades, pero es la responsabilidad individual de quien va al volante la parte más importante para reducir la siniestralidad y es a esa conciencia ciudadana a la que se debe recurrir para tratar de mantener los bajos niveles de accidentes de tráfico que se tuvieron en los últimos meses, pese al aumento de los traslados.
Parece una utopía pero no lo es. Es una posibilidad real que está en manos de cada uno de los conductores y las cifras así lo demuestran. El 2019, de acuerdo con datos de la DGT, fue un año clave para lograr esta meta con una reducción de un 6,7% en el número de accidentes y un 7,6% menos de fallecidos, con respecto al año anterior; esto pese al crecimiento de la movilidad. Aun así, muchas de las 1.098 vidas que se perdieron durante el 2019 y los 297 fallecimientos registrados en carreteras en lo que va de 2020 se pudieron haber evitado simplemente con el uso de accesorios de seguridad como el cinturón, en quienes iban en coche, o el casco, para quienes iban en motocicletas.
También las cifras de fallecidos por atropello se pueden reducir. Durante el 2019, el arrollamiento fue la causa del 11% de los accidentes de tráfico, lo que significa que el año pasado 117 peatones murieron, muchos de ellos conductores que se encontraban fuera de sus vehículos tras haber sufrido un accidente o avería. Son estas situaciones las que se pueden evitar con medidas sencillas como el uso de dispositivos luminosos alternativos a los triángulos de seguridad que le permitan al conductor señalizar su presencia en la carretera sin necesidad de salir del coche.
Mejorar la seguridad vial está en manos de todos los conductores y es posible con pequeñas acciones que pueden no solo salvar sus vidas sino también la de quienes los rodean. Alejandro González / CMO de Help Flash
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