La complejidad de las sociedades y de los problemas contemporáneos hace tiempo que requiere de un ejercicio de innovación política sin precedentes. La pandemia no ha hecho sino poner de relieve unas exigencias que el discurso sobre la buena gobernanza hacía tiempo que venía manifestando: cooperación, implicación de actores en redes de acción colectiva, espacios de toma de decisiones multinivel, aprendizaje como modo de operación, creación de sistemas de inteligencia colectiva…
Algunas de estas cuestiones son tan evidentes, y aparentemente sencillas, que muchas veces se obvian. En este artículo intentaremos atender a solamente una de ellas: la importancia de ganarse la confianza de la gente para que colabore en el proyecto común de superar la pandemia.
Una pandemia es un fenómeno colectivo, comunitario. Por tanto, solo puede resolverse si todo el mundo colabora: los ciudadanos, las instituciones, los partidos, las empresas y todos ellos (nosotros) entre sí.
Por ello, primero intentaremos ayudar a entender la sucesión de acontecimientos que nos ha llevado hasta esta nueva situación de alarma, con medidas progresivamente más restrictivas, a fin de liberarnos de la tentación de buscar culpables, de criminalizar colectivos y de flagelarnos por nuestra indisciplina, tendencias que claramente no pueden contribuir a ganarse la confianza de nadie para que colabore en una misma dirección. Leer más
Sergio García Magariño