Mujer noble y bien dispuesta,
Con sus virtudes y errores,
Figura gallarda y apuesta,
En una vida con tantos sinsabores.
Semblante siempre sonriente,
Cariñosa en gran medida,
Mirada recia y transparente,
Por doquier se le veía.
No puedo darte más, querida amiga,
Tengo pena y desconsuelo,
El tiempo nos separó en este fatídico día,
Pero solo será una pausa,
Hasta que nos reunamos en la otra vida.
Teníamos pendiente un encuentro,
Pero todo se torció en un momento.
Dios es imprevisible para llamar a tu puerta,
Y te llevo como el aire,
Que arrastra una tormenta,
En silencio y con amor.
Que Dios te abra sus brazos
Al omnipotente placer
De la luz limpia y cristalina,
Donde no existe dolor ni padecer.
Y desde lo alto de la cúpula transparente,
Velarás por todos con tu semblante sonriente.
Señor acoge en tu seno.
A un Alma más de este mundo.
Que en la plenitud de su vida,
De una labor llena de anhelo,
Era joven, es desconsuelo.
Y corta la edad que tenía,
Para dejar este mundo.
Por mal que te trate la vida.
Descansa en paz amiga mía,
Te llevaré en el corazón,
Hasta el día de mi partida.
Conchi Basilio