Cuando pensamos en la geopolítica pocas veces nos paramos a reflexionar en cómo afecta a la vida ordinaria de los ciudadanos. Sin necesidad de que se produzcan grandes batallas, conflictos abiertos, migraciones incontrolables o el colapso de ningún Estado, la geopolítica también se hace visible en nuestro día a día más anodino. La continua escalada del precio de la luz en los hogares de Europa occidental es un ejemplo que gana vigencia en el caso español.
Europa es energéticamente dependiente del exterior. No tiene grandes recursos gasísticos y la energía verde —solar y eólica principalmente— está sometida a los caprichos de la meteorología y a un desarrollo todavía incipiente.
El uso de combustibles fósiles será prácticamente inviable en el medio plazo gracias al compromiso de las autoridades europeas con el Protocolo de Kioto y los objetivos del Acuerdo de París.
La opción nuclear tiene un coste político que provoca que casi ningún actor apueste por ella. Las sociedades europeas no comprenden sus ventajas y temen las consecuencias de su uso. Solo Francia ha optado por mantener su uso, e incluso potenciarlo, mostrando que otro modelo energético es posible. Leer más
Luis Velasco