El origen del denominado conflicto en Palestina-Israel tiene sus raíces históricas en lo sucedido a finales del siglo XIX en ese territorio. Sus causas no manan de la religión, sino de la colonización llevada a cabo por el movimiento sionista. El sionismo es una doctrina a la vez que un proyecto político, nacionalista e intrínsecamente colonial.
Desde 1896 el término sionista se aplica al movimiento político fundado por Theodor Herzl, periodista judío nacido en el Imperio austrohúngaro. A pesar de que este movimiento no se basó en la religión en su origen, se valió de este factor como forma de reclamo para poder crear un Estado judío.
Cuando Herzl escribió Der Judenstaat (El estado de los judíos) Palestina no era su prioridad. Antes había sopesado la posibilidad de crear la nueva nación en otros lugares como Argentina, Uganda, Chipre, Kenia, Mozambique, la Península del Sinaí o el Congo.
Finalmente, eligió Palestina motivado por la «poderosa leyenda (religiosa)» que tenía a su favor, a pesar de que él y otros líderes sionistas que le apoyaban se declaraban ateos o “no creyentes”. El movimiento sionista fue transformándose en un proyecto colonial desde sus orígenes, reconocido por sus propios dirigentes, con el objetivo de ir apropiándose del territorio gradualmente, a través de colonias, y buscando el apoyo, en un primer momento del Imperio otomano, y después, de los británicos, entre los que había importantes simpatizantes como el banquero Lionel Walter Rothschild. Leer más
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