EFE | El
anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, de reconocer la
soberanía marroquí sobre el Sáhara permite a Marruecos sumar ya el apoyo
diplomático de dos "grandes", contando a Francia, mientras que la ONU
no logra sacar al conflicto de una larga década de bloqueo total.
La declaración de Trump, que vino acompañada del anuncio de un próximo
consulado estadounidense en la ciudad de Dajla, tomó por sorpresa a
propios y extraños, también en Marruecos, pues los apoyos que el país
magrebí ha ido sumando pacientemente año tras año no se comparan con el
espaldarazo de la primera potencia mundial.
En Marruecos la noticia ha sido acogida como un gran triunfo de
lo que se llama "la causa nacional" (la soberanía en el Sáhara) a la que
se supeditan todas las demás, pues da sentido a la "estrategia de los
consulados" que ha permitido la apertura de oficinas de veinte países en
El Aaiún y Dajla en los últimos meses.
En solo siete años, Estados Unidos ha cambiado visiblemente su
postura sobre el Sáhara: en 2013, el entonces Secretario de Estado John
Kerry impulsó una propuesta en el Consejo de Seguridad para que la
misión de la ONU en el Sáhara (Minurso) tuviera competencias en derechos
humanos, a lo que Marruecos se negó en firme.
Rabat envió emisarios a todas las capitales del mundo con peso
diplomático y consiguió paralizar el proyecto de Kerry.
Desde ese año,
el tema ya ni siquiera se discute, una prueba del poder que Marruecos
exhibe cuando se trata del Sáhara.
Estados Unidos, según comentarios de fuentes diplomáticas
norteamericanas en Rabat, tiene en los últimos años una preocupación
mayor: la estabilidad en el Sáhara como parte del gran Sahel, y esa
estabilidad está garantizada por Marruecos.
Detalles pequeños pero simbólicos, como la apertura de una
franquicia de MacDonalds en El Aaiún en 2017, que resultó un éxito, son
puestas de ejemplo como oportunidades que se abren a otras empresas
estadounidenses en el territorio, y no es casual que EEUU anunciara ayer
que el consulado de Dajla tendrá un cometido fundamentalmente
económico.
El nuevo embajador de EEUU en Rabat, David T.Fischer, dijo ayer:
"El anuncio de hoy es solo el principio de muchos otros acontecimientos
importantes en los años venideros".
Estados Unidos no es el primer país occidental que reconoce la
soberanía de Marruecos en el Sáhara, pues Francia lo hace abiertamente
desde hace décadas, habiéndose convertido en el principal sostén
diplomático de Rabat en cada debate sobre la cuestión.
Y si Francia no tiene (aún) abierto un consulado en el Sáhara,
tiene otras antenas tanto o más importantes: dos escuelas francesas de
titularidad pública en El Aaiún (Paul Pascon) y Dajla (Odette de
Puigaudeau), donde se forma la pequeña élite local y que no paran de
crecer, sumando nuevas aulas cada año.
Lo mismo sucede con la Cámara Francesa de Comercio e Industria,
que tienen delegaciones regionales en ambas ciudades y dan cobertura a
los empresarios franceses con intereses crecientes en los sectores
pesquero, turístico o de energías renovables, por citar los tres
punteros en la región.
Y mientras Marruecos logra el apoyo de dos grandes, la ONU
parece condenada a la irrelevancia en un conflicto que no consigue sacar
del bloqueo político, con una misión de "cascos azules" que se dedican
únicamente a certificar que se respeta o se rompe el alto el fuego.
Hace ahora un mes, el 13 de noviembre, el ejército marroquí
penetró en la zona desmilitarizada de Guerguerat (una franja de cinco
kilómetros entre la aduana marroquí y la frontera de Mauritania) y
desalojó a un grupo de manifestantes del Frente Polisario que bloqueaban
una carretera.
Al día siguiente, el Polisario dio por roto el alto el fuego y
declaró "el estado de guerra en todo el territorio", a lo que Marruecos
no respondió, pero días más tarde el rey Mohamed VI llamó al Secretario
General de la ONU Antonio Guterres y le dijo que su país mantenía su
compromiso con el alto el fuego.
Fuentes de la ONU que pidieron el anonimato dijeron a Efe que
han comprobado e continuos intercambios de fuego "de baja intensidad"
entre las partes a lo largo de este mes, sin tener constancia de bajas
de una u otra parte, pero consideran que el verdadero objetivo del
Polisario es obligar a Marruecos a volver a la mesa de negociaciones.
Marruecos siempre ha declarado que el Consejo de Seguridad de la
ONU es la única instancia donde tiene cabida una solución al conflicto,
y las resoluciones del Consejo han ido basculando progresivamente en
los últimos años hacia las tesis marroquíes, como lo demuestra el hecho
de que la palabra "referéndum" ya no aparezca en las últimas
resoluciones.
En el Consejo, Marruecos tiene ahora ganados los votos de dos
miembros permanentes, mientras que los otros tres muestran como máximo
una prudente neutralidad, sin ponerse en ningún caso del lado del
Polisario.
Preguntado ayer el ministro marroquí de Exteriores sobre qué significaba
la declaración de Trump ante el papel central de la ONU en el
conflicto, Naser Burita dijo: "Esto marca un camino".