EFE | La suspensión de la vacunación con AstraZeneca en una decena de
países europeos tras registrar varios casos de trombos y embolias
contribuyó a un “pánico innecesario que puede repercutir muy
negativamente en la confianza en la vacuna”, advierte a Efe Salvador
Macip, investigador en la Universidad de Leicester.
“Es importante estar pendiente de problemas inesperados cuando se
empieza a vacunar de forma masiva con un fármaco nuevo, pero una cosa es
la precaución y otra, la alarma”, subraya en una entrevista con Efe
Macip, que recalca que no existen por ahora pruebas de una relación
entre la vacuna de Oxford contra la covid y las trombosis.
Esta misma es la postura de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por
sus siglas en inglés), que defendió este jueves que el preparado de
AstraZeneca es “seguro y eficaz”, por lo que varios países –entre ellos,
España– decidieron retomar la vacunación que habían suspendido días
antes por precaución.
Macip (1970), doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de
Barcelona, asegura que “no nos podemos permitir a estas alturas” una
crisis de credibilidad en torno a la campaña de inmunización porque está
en juego el retorno a la normalidad. Acabar con la pandemia implica una carrera contrarreloj de largo
aliento, “no solo para salvar vidas, sino también para evitar que surjan
nuevas variantes más resistentes”, algo que obligaría a tener que
revacunar a parte de la población.
Esto retrasaría todos los planes de desescalada que, según el genetista,
deben basarse por ahora en la prudencia para evitar el “efecto yoyó”
que está viviendo España, con cierres intermitentes causados por la
“lenta” reacción ante los vaivenes del coronavirus.
Errores en el plan de vacunación
La “falta de reflejos” ha lastrado la estrategia de vacunación española,
que empezó “con mal pie” en comparación con otros países como el Reino
Unido, donde “meses antes de tener la primera vacuna ya se había puesto
en marcha el sistema”. A este error de previsión, el investigador y divulgador suma otro
relacionado con la polémica negociación entre la Unión Europea y las
farmacéuticas, causante de un “embudo” que ha reducido la cantidad de
vacunas disponibles en los estados miembros.
Macip, que este mes regresa a las librerías con su obra “Lecciones de
una pandemia” (Anagrama), se muestra escéptico ante un posible pasaporte
de vacunación porque, resalta, hay una proporción de población vacunada
que no desarrolla anticuerpos y, además, no está del todo probado que
una persona inmunizada no pueda transmitir el virus.
La pregunta más repetida -y la más difícil de responder- es cuándo se
podrá volver a la vida de antes de la pandemia, un interrogante al que
Macip responde con cautela porque hay “incertidumbre” en torno al ritmo
de vacunación y a posibles nuevas variantes del virus“. Arriesgando un poco la previsión, creo que a lo largo de 2021 habrá
países que recuperarán una buena parte de la normalidad -los de Europa
entre ellos- y a finales de año tendremos una vida, si no normal,
bastante parecida a la que hacíamos antes, con restricciones, pero mejor
que ahora”, explica.
No obstante, augura que tendrán que pasar “como mínimo, dos o tres años”
hasta que “ya no tengamos que preocuparnos más por el virus ni pensar
en él”, ya que el riesgo de rebrote seguirá latente “hasta que no esté
todo el planeta vacunado”. Aun así, Macip remarca que “el coronavirus seguirá circulando con un
nivel bajo de transmisión e irá causando problemas para el resto de
nuestras vidas”.
En un futuro, el virus podría ser como el SARS (con una afectación muy
localizada), como la gripe (con mortalidad elevada pero controlable cada
cierto tiempo) o, “si tenemos mucha suerte”, podría transformarse en un
resfriado como cualquier otro, prevé el genetista. “Se cree que otros coronavirus que circulan y causan resfriados normales
fueron pandémicos en su momento, o por lo menos uno de ellos, que se
convirtió en un resfriado cuando todo el planeta ya se había contagiado y
tenía una cierta inmunidad”, indica. Sea o no sea este el futuro que depara al coronavirus, Macip tiene claro
que la salida de la crisis no se conseguirá “de forma espontánea”, sino
a través de la vacunación.