EFE | La Comisión Europea presentó su hoja de ruta legislativa
para colocar a la Unión Europea (UE) en la senda para despedirse del CO2
a mitad de siglo y convertir la crisis climática en una oportunidad
para crecer de forma más sostenible. "La emisión de CO2 debe de tener un precio", declaró la presidenta de la
Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la presentación de trece
iniciativas legislativas con acciones concretas en el transporte, la
energía, el mercado de emisiones de carbono o la biodiversidad.
El paquete normativo se llama "En forma para el 55" (Fit For 55), en
referencia al compromiso de la UE de reducir en 2030 sus emisiones
equivalentes de CO2 al menos en un 55 % con respecto a 1990 como paso
intermedio para alcanzar la neutralidad climática en 2050: es decir, no
liberar más dióxido de carbono del que pueda absorber el territorio
comunitario.
Supone gran parte de la arquitectura legal de la transformación
energética y climática en la que está inmersa la UE desde el Acuerdo de
París de 2015 para que las temperaturas a final de siglo suban menos de 2
grados con respecto a los niveles preindustriales. Las propuestas tendrán que negociarse con los Estados miembros, representados en el Consejo, y con el Parlamento Europeo.
La Comisión advierte de que será una transición profunda y dura con
grandes cambios estructurales en muy poco tiempo pero que, ligada al
otro gran vector de futuro que explora Bruselas, la digitalización,
generará más y mejores oportunidades para la UE, que en paralelo empieza
a distribuir los fondos de recuperación inspirados en los mismos
principios.
"De lo contrario, fallaremos a nuestros hijos y a nuestros nietos porque
si no arreglamos esto, en mi opinión, lucharán en guerras por el agua y
la comida", aseguró el vicepresidente de la Comisión Europea para el
Pacto Verde, Frans Timmermans. Además, el viaje de la UE hacia las renovables como principales fuentes
de generación reducirá progresivamente su dependencia estratégica, pues
actualmente importa el 60,7 % de su energía, esencialmente combustibles
fósiles.
Precioa al CO2
El amplio paquete legislativo consiste en gran medida revisiones o
actualizaciones de normas existente que están interconectadas y
representan un esfuerzo que la Comisión entiende que debe de abarcar a
todos los sectores y ámbitos de la sociedad. Pero existe una filosofía conductora, que es dejar de liberar dióxido de
carbono, y uno de los pilares es la revisión para 2025 del mercado
europeo donde se pone un precio por tonelada de CO2 emitida, el llamado
sistema de comercio de emisiones ETS, que abarca a unas 10.000 plantas
de consumo energético intensivo en la UE.
Bruselas quiere que el precio del CO2 se encarezca progresivamente y
eliminar los permisos de emisión en diez años, mantener dentro del
sistema la aviación doméstica e incluir a los barcos. También planea que el ETS abarque el transporte y a la energía que
consumen los hogares. Pero un posible incremento generalizado del precio
de la factura de la calefacción genera inquietud, tras la oleada de
protestas de los "chalecos amarillos" en Francia a partir de un impuesto
climático al diésel percibido como lesivo para los más humildes.
Por ello, la Comisión propone que el propio sistema ETS genere un fondo
con 70.000 millones de euros en diez años para a ayudar a los hogares
humildes, que gastan una mayor proporción de sus ingresos en
calefacción. El objetivo del ETS es incentivar a los productores de energía y
combustible a transitar hacia tecnologías sostenibles en vez de ir
pagando cada vez más por generar CO2.
Bruselas propone también un novedoso mecanismo para gravar en las
fronteras de la UE ciertos productos cuya fabricación genere más CO2 del
permitido dentro y una reforma de la fiscalidad energética.
Transporte
Otro de los grandes ejes de la propuesta es el sector del transporte, responsable de un cuarto de las emisiones de la UE. La Comisión plantea elevar progresivamente la exigencia medioambiental a
coches y furgonetas para que en 2035 solo se vendan motores no
contaminantes. Quiere además incentivar el despliegue masivo de puntos
de carga para dar un impulso definitivo al vehículo eléctrico, que
actualmente representa el 10 % de las ventas.
Según la propuesta, la aviación comercial tendrá que ir mezclando
progresivamente biocombustibles con el queroseno, carburante que tendrá
un nuevo impuesto, y todos los barcos que atraquen en puertos
comunitarios tendrán que usar combustibles menos contaminantes.
Renovación y eficiencia
Del actual objetivo del 32 % de renovable en el consumo final bruto de
la UE, en 2030 se pasará al 40 %. Será además un objetivo legalmente
vinculante para los países. Los edificios, responsables del 40 % del
consumo energético y del 36 % de las emisiones de CO2 de la UE, tendrán
que alcanzar un 49 % de renovable en 2030.