AKIRA NÚÑEZ | Hamás ha aceptado una propuesta de alto el fuego de 60 días, impulsada por Egipto y Catar, que contempla la liberación de rehenes israelíes, la entrada de ayuda humanitaria en Gaza y ciertas concesiones militares. Mientras tanto, en Israel crecen las protestas ciudadanas que presionan al gobierno de Netanyahu para que dé luz verde al acuerdo.
Miles de manifestantes se han congregado en Tel Aviv y otras ciudades exigiendo la aprobación inmediata de la tregua, argumentando que la vida de los rehenes y el futuro de la región dependen de ello. Las familias de las víctimas han tomado un papel central en las movilizaciones, acusando al primer ministro de priorizar sus intereses políticos por encima de la seguridad y el bienestar colectivo.
En paralelo, Naciones Unidas ha reiterado su preocupación por la grave crisis humanitaria en Gaza, que según la UNRWA se ha convertido en “el cementerio del derecho internacional humanitario”. El futuro del acuerdo dependerá de la respuesta del gabinete israelí en los próximos días.