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Conchi Basilio
Cartas al Director

El incendio de la química de Caldas reabre el debate sobre el peligro de estas instalaciones en el entorno urbano

Los ecologistas reclaman más control de la Xunta y desde la industria creen que su riesgo es el mismo que el de una gasolinera

06-09-2006

El incendio de la planta química Brenntag asentada en la localidad pontevedresa de Caldas de Reis ha reabierto el debate sobre el peligro potencial de este tipo de instalaciones, especialmente, en el caso de las que están ubicadas en las proximidades de los núcleos urbanos. Organizaciones ecologistas como la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza (Adega) o la Federación Ecoloxista Galega (FEG), Greenpeace o la Plataforma para a Defensa da Ría de Arousa, entre otras, exigen estos días a la Xunta que incremente el control sobre las actividades de estas industrias. Según asegura Daniel López Vispo, responsable de Adega, es prioritario "investigar a legalidade das empresas, dos produtos que elaboran e dos plans de emerxencia cos que contan". A su juicio, la Consellería de Medio Ambiente debería actuar frente a lo que considera "riscos previsibles", presentes en diversos puntos del territorio gallego. Pese a que afirma que no se puede "desmantelar a industria galega", insiste en que debería prohibirse la ubicación de este tipo de instalaciones a menos de 2.000 metros de un núcleo urbano. López Vispo exige, además, la intervención de la Justicia "fronte as denuncias e advertencias" realizadas "reiteradamente" por las organizaciones ecologistas gallegas. El antiguo responsable de Adega, Manuel Soto, reprocha la "pasividad" de las administraciones central y autonómica, sobre todo, en relación al incumplimiento de estas industrias de un decreto de 1997, que obliga a las empresas que generan más de 10 toneladas de residuos tóxicos al año a realizar un Estudio de Minimización de Residuos Perigosos. "Ata 2004 presentaron estudos un total de 163 empresas das que foi imposible obter información", asegura. La falta de transparencia es una de las denuncias que realiza el representante de la FEG, Martiño Nercellas, quien destaca que el vertido al Umia "non é un feito aillado", sino "un dos moitos que se realizan aos ríos e rías galegas". Industria El responsable de una planta química de la provincia de A Coruña reconoce que su actividad "no tiene buen cartel" por el riesgo que puede llegar a entrañar la manipulación de las materias primas con las que trabajan. Los ataques que dice sufrir este sector llevan a que prefiera no citar su nombre o el de su empresa. Sin embargo, señala que el peligro no es más que el generado por una gasolinera. Según asegura, no todas las empresas están obligadas a contar con un plan de emergencias. Todo depende de la dimensión de las plantas gallegas y, sobre todo, del volumen de productos con el que operen. No obstante, este tipo de protocolos de actuación en caso de accidentes sí son requeridos a empresas que superen los mínimos establecidos por la ley. En cualquier caso, el gerente de esta industria señala que son las propias plantas las que se aseguran de encargar un buen plan de emergencias, por su propia seguridad y pese al imperativo legal. A este fin, existen compañías dedicadas al diseño y elaboración de este tipo de planes. Aparte de la propia compañía, la Xunta recibe puntualmente las actualizaciones de los planes, de modo que, en caso de accidente, esté coordinada la actuación que vayan a realizar las fuerzas y cuerpos de seguridad. No obstante, el industrial coruñés recalca que nadie está libre de un accidente "pese a hacer bien las cosas". Por ello, advierte a sus empleados que tras el "aldabonazo" de Caldas hay que "tener más ojos todavía". Puntos negros La enumeración de los 'puntos negros' originados por los impactos medioambientales en Galicia revela un amplio listado. Nercellas señala los altos niveles de "sustancias canceríxenas derivadas do petroleo" que asegura se han descubierto en la ría de Corcubión. A su juicio, la situación es la misma en el caso de la ría de A Coruña y en concreto en la zona de Arteixo donde mantiene que las aguas contienen un "alto índice de hidrocarburos". La ría de Vigo padece semejante tipo de contaminación debido al frecuente tránsito de buques y a los "escapes puntuais de verquidos procedentes de Vilaboa e Redondela". Tampoco se libran la rías de Pontevedra -"pola súa exposición crónica aos altísimos niveis de mercurio"- y la de Ferrol. Un repaso de las cuencas fluviales reflejan, a su entender, que continuamente se producen vertidos peligrosos. Las más afectadas son las del Umia, Ulla y Tambre. La continua mortandad de peces no impulsa a la Xunta a indagar sobre la actividad de ciertos polígonos industriales, asegura.null





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