El director xeral de Montes acusa a los concellos del PP de "sabotear" el dispositivo antiincendios

Los populares piden su cese y anuncian que presentarán una querella criminal

La polémica política en torno a la ola de incendios de agosto se aviva. La comisión de estudio creada en el Parlamento abrió sus comparecencias con la intervención del director xeral de Montes, Alberte Blanco, que calificó de "traición ó país" la política de rechazo y dilación en la contratación de las brigadas municipales de extinción por parte de los concellos gobernados por el PP. Desde las filas populares, el secretario xeral del PPdeG, Alfonso Rueda, ya pidió su cese inmediato y anunció una querella criminal contra él por acusar de boicot a los alcaldes. Considera que estas declaraciones son contrarias a las del presidente de la Xunta, que dijo de la actuación de los alcaldes que "foi positiva e de combate contra o lume" y añadió que "todos eles actuaron con contudencia e o fixeron o mellor que o podían facer". Blanco no dudó en hablar de "sabotaxe", no sólo por la reducción de capacidad efectiva de extinción, que no consideró determinante, sino porque "predispón contra o dispositivo de incendios a unha parte da sociedade", que se desmoviliza, y pasa a "traballar para os intereses de un partido" antes que para el interés del país. Blanco acusó a 168 concellos gobernados por el PP de "deslealtade institucional", y de incumplir el artículo 103 de la Constitución, que proclama la objetividad e imparcialidad de los organismos públicos. Además de los 35 municipios que se negaron a disponer una brigada antiincendios y de los 56 que presentaron varios días de retraso, el responsable de Montes mencionó a 58 concellos en los que se rechazaron convenios para el desbroce en el mes de marzo, y 18 que se negaron a firmar el convenio de extinción a pesar de disponer de un vehículo motobomba. El director xeral de Montes mostró además durante su comparecencia varios gráficos destinados a demostrar la imprevisibilidad de los fuegos y la situación de excepcionalidad que se produjo entre el 4 y el 15 de agosto. Alberte Blanco insistió en que los incendios se debieron a una conjunción de la climatología, la planificación llevada a cabo por los incendiarios y a la actividad de estos delincuentes, que generaron un número de incendios que multiplica por tres las cifras del año pasado en estas mismas fechas. Para el dirextor xeral de Montes hubo "cierto grado de preparación y organización" de una acción "criminal" para causar daño. Blanco negó que una mayor cantidad de efectivos pudiese controlar la ola de incendios, ya que ni siquiera al incorporarse los voluntarios de otras comunidades, del Ministerio de Medio Ambiente y del ejército, con una cantidad total de medios "que suporía un gasto en persoas e equipos non asumible pola Xunta" se pudieron controlar los fuegos. Tampoco la descoordinación de los mandos fue una causa determinante del descontrol de los fuegos, según el nacionalista. Blanco afirmó que la mayor falta de coordinación se debió a los concellos, que en algunos casos dificultaron la incorporación de sus brigadas a las labores de extinción, mientras que la dirección de Medio Rural recibió las felicitaciones del ejército y del Ministerio de Medio Ambiente por la buena coordinación de los efectivos a pesar de "facerse en vintecatro horas". La intensidad de la acción criminal quedó demostrada para Blanco por la cantidad de detenciones efectuada en los meses de agosto y septiembre. Según los datos aportados por Medio Rural, durante estos dos meses de 2005 se detuvieron a 36 personas. Este año, el número de detenidos, a falta de 10 días para finalizar septiembre es de 67. Condiciones climáticas Por su parte, el director xeral de Desenvolvemento Sostible, Emilio Fernández, describió el cambio climático como uno de los factores que influyeron en los incendios. En Galicia la temperatura media anual ascendió 1,2 grados en los últimos 30 años, según los registros de Meteogalicia, una cantidad muy superior a la media europea y mundial. Este calentamiento explica que se produzca menor humedad en los meses de verano, así como la presencia de mayor intensidad en el viento "incluso o vento do norte". Está previsto que en transcurso siglo XXI el peligro de incendios se dispare aún más. La climatología gallega tradicional es muy favorable para el crecimiento de las plantas, lo que conlleva una alta concentración de materia forestal, y la necesidad de retirar la biomasa de forma constante. Los montes gallegos acumulan una media de 12,5 toneladas de materia seca por hectárea, según los datos del tercer Inventario Forestal Nacional, lo que sumado al abandono de los campos da como resultado un mayor riesgo de incendio. Comuneros En la comisión de estudio compareció asimismo el presidente de la Organización Galega de Montes en Mancomún, Xosé Alfredo Pereira, quien destacó entre las consecuencias de los incendios el "desánimo" al que se enfrentan los propietarios de montes, que ven sus proyectos destrozados por el fuego, y que se enfrentan a medidas fiscales que Pereira califica de "inxustas". El presidente de la organización de comuneros afirmó que según la normativa actual, los propietarios tienen la obligación de reinvertir los beneficios producidos por la venta de la madera quemada en menos de tres años, por lo que no pueden guardar fondos para gestionar el monte a largo plazo, y muchos optan por abandonar el cuidado de las propiedades comunales. Desde la Organización de Montes en Mancomún reclaman un cambio de las políticas forestales que propugne la ordenación de los montes, favoreciendo otros usos distintos al puramente forestal, una política de extinción que venga exclusivamente de la Administración gallega, conveniando con las comunidades forestales las labores de prevención, y una política judicial que potencie la investigación y aumente las penas a los incendiarios. Los representantes de los comuneros llaman a la toma de conciencia de la ciudadanía y de sus afiliados, para "atopar un vencello que faga útil o monte" y evite catástrofes como las de este verano.