Piden el desvío del AVE Santiago-Ourense para evitar la destrucción de 1.600 empleos en la mina de Serrabal
Ramsa asegura que el cierre de la mina supondrá un frenazo a la obra pública en Galicia y advierte de que Fomento deberá pagar una expropiación ?astronómica?
El presidente de Ramsa, Javier Peñaranda, ha exigido al Ministerio de Fomento que varíe el trazado del AVE Santiago-Ourense, que transcurre directamente por la mina de cuarzo de Serrabal (situada en los ayuntamientos coruñeses de Vedra y Boqueixón) y que es propiedad del empresario Juan Miguel Villar Mir. Asegura que el cierre de esta explotación supondría la destrucción de 1.600 empleos, tanto en la propia mina como en las fábricas de la compañía Ferroatlántica que se nutren de esa materia prima, y que están ubicadas en las localidades coruñesas de Arteixo, Cee y Dumbría. En una rueda de prensa celebrada en Santiago, Peñaranda exigió a Fomento que varíe el trazado del AVE Santiago-Ourense para que la mina pueda mantener su actividad. "Es fácil desviar el tren 250 metros", señaló el máximo dirigente de Ramsa, empresa perteneciente al grupo Ferroatlántica y que explota la mayor mina de cuarzo de Europa. En este sentido, el presidente de Ramsa dejó claro que si Fomento mantiene el trazado actual repercutirá negativamente en los puestos de trabajo que genera la explotación del cuarzo, en concreto, en la mina y las fábricas de Ferroatlántica en Cee, Dumbría y Arteixo, que dan empleo directo a 533 personas y que generan otros 1.100 empleos indirectos "en zonas deprimidas" como la Costa da Morte, según indicó el consejero delegado de la empresa, Javier Fernández. Además de la repercusión laboral, desde Ramsa se insiste en el coste que supondrá para la Administración central la expropiación de los terrenos, ya que el trazado del AVE transcurre precisamente "por las mejores partes de la mina". De hecho, el paso del tren afectaría a 1.700 de los 2.700 metros de longitud total del filón. Así, Peñaranda aseguró que "Galicia se queda sin hacer obra pública en cinco años", mientras que Fernández calificó de "astronómicas" estas cantidades. De hecho, la propia empresa elevó a 900 millones de euros el coste de la expropiación, una cantidad en la que se incluiría la paralización de la actividad en las fábricas que se nutren del cuarzo de la mina. Preguntado sobre la posibilidad de mantener la extracción de cuarzo una vez que se construya el AVE, Peñaranda descartó esta opción. "Es un peligro inminente" que el tren transcurra cerca de la explotación, ya que en la mina se utilizan cantidades importantes de explosivos y podrían afectar a la vía, recordó el presidente de Ramsa. Con todo, desde la empresa mantienen la esperanza de que Fomento varíe el trazado actual y utilice "un trazado fantasma realizado por la propia Administración", que no afectaría de lleno al filón más valioso de la mina. "Naturalmente confiamos en ello", señaló el consejero delegado de la compañía. Cuarzo único en el mundo Durante la rueda de prensa, los responsables de Ramsa explicaron que el cuarzo de la mina de Serrabal "es único en el mundo" ya que "presenta purezas excepcionales incluso en la producción estándar del yacimiento", tal como señala un informe elaborado por el Instituto de Cerámica de la Universidad de Santiago. En esta línea, la compañía asegura que el cierre de la mina impediría la fabricación de silicio solar, necesario para la elaboración de placas fotovoltaicas. Precisamente, Ferroatlántica "está en disposición" de iniciar este proceso industrial en una planta que se construye en Sabón (Arteixo), explicó Javier Fernández. Para ilustrar la importancia del silicio solar en la industria, desde Ramsa apuntaron que "este material es lo que falta en el mundo", y al mismo tiempo colocaría a la compañía de Villar Mir "en una posición importante en los mercados mundiales". Por ello, mantienen que el cierre de la explotación supondría "un perjuicio que nunca se vería compensado por ninguna cantidad", indicó el consejero delegado de Ramsa.