Considero que una de las funciones del subgénero literario-periodístico del artículo, es plantearnos cuestiones o temas, que quizás la sociedad, los tenga medio olvidados, o que diríamos no son de actualidad.
¿Uno de ellos, es plantearse si usted o yo o el vecino o el convecino o la sociedad debería leer más biografías, bien escritas, de santos o santas, eclesiásticamente canonizados, por tanto, del cristianismo católico? ¿O más biografías de personas, que se denomina genéricamente, ejemplares, aunque no sean santos o santas?
Sé, que por el simple título de este artículo, si antes leían diez personas mis artículos, ahora lo harán tres. Pero la pregunta, nos guste o disguste está sobre el tapiz del ahora. Y esta cuestión no está dirigida, solo y exclusivamente, a los que en mayor o menor grado creen en el cristianismo, sino especialmente, a todo ese ramo ideológico de personas, que están en las trincheras del agnosticismo, ateísmo, teísmo en general, deísmo, antiteísmo, panteísmo, ontologismo, etc.
- Lo primero que quiero recordar, es que las biografías de santos y santas, ahora, se tendrían que hacer, hasta dónde se puedan con todos los cánones y filtros de la historiografía más seria y profunda. Hasta los datos que se conozcan.
Creo que el cristianismo, sin caer en los tópicos y errores del pasado, ni ser anacrónicos, debería dedicar más recursos diríamos a este sector de la evangelización, o al menos, del análisis de esas biografías, y al mismo tiempo de sus tiempos.
- Aunque parezca contradictorio, al estudiar las biografías de esas personas, entran a conocerse muchos datos históricos, psicológicos, sociales de sus épocas y de sus tiempos, que otros sectores de la historiografía actual no lo estudian. Porque al analizar y leer biografías de santos y santas, se tiene que poner en concreto su biografía, por tanto, su tiempo. Se sorprenderán ustedes, de todos los datos, la microhistoria, que comprenderían de ese periodo y de esa persona.
Esto puede parecer sin importancia o baladí, pero creo que tenemos unas concepciones de la historia demasiados generales y abstractas, mucha filosofía de la historia, aunque no lo sepamos, pero no de la carne y los huesos y los nervios de las personas concretas. Es decir, al leer una biografía de un santo, si está bien escrita, al menos, con unos moldes mínimos científicos históricos, te percatas de la realidad, de unas personas concretas, de un pueblo, de una situación. No solo se conoce el París de 1850, sino por ejemplo, la vida rural de un simple cura en un pueblecito de Francia, denominado Ars, por poner un ejemplo.
- En otros tiempos, no tan lejanos, con menos desarrollo científico en todas las ramas, toda persona conocía muchos datos de los santos y santas, y ante los temores de la vida, las enfermedades de la existencia, pues siempre se pedía la intercesión de tal santo o santa, para tal o cual enfermedad o necesidad o realidad. Hoy, los adelantos, necesarios y convenientes, del saber biomédico y científico, pues casi todo el mundo ha olvidado esa interpretación. Antesdeayer, las mujeres en los partos, sabían, que tenían probabilidad de acabar viendo al Supremo, hoy, gracias a todos los adelantos, no solo tecnológicos o médicos, sino sociales, incluso religiosos, la situación de la mujer es mucho más segura.
Lo que quiero decir o expresar, es que las vidas de los santos y santas estaban presentes en las vidas normales y rutinarias de las personas, tanto si les dolía una muela, un parto, un dolor de ojos, encontrar una prenda, buscar novio, etc.
No estoy defendiendo que se vuelva, diríamos a esa situación, en la cual existía una raya muy tenue, que no sabemos hasta dónde llegaba la religiosidad profunda, la superstición, y la enorme necesidad y debilidad y precariedad del ser humano, individual y colectiva y socialmente.
Es común, decir e indicar, que no tendríamos hoy a Ignacio de Loyola, si no hubiese sido por sus heridas de guerra, y su lectura de la vida de santos, escritos en su época. Y no sería hoy el mundo igual sin Ignacio de Loyola, y la influencia múltiple durante estos siglos, sin matizar esta cuestión, pero Descartes y su filosofía, posiblemente no habrían surgido, de ese modo y en esa calidad y en ese tiempo y en esa cualidad. Y por consecuencia todos los movimientos ideológicos y filosóficos posteriores.
- Vivimos tiempos, que jamás, en general, tanto ha aumentado los índices de lectura, más personas y mayor número de libros, quizás debido a que el ser humano dispone de más tiempo, de más recursos en todos los sentidos, de más cultura en general, de que la población mayoritaria es alfabeta, etc.
Pero casi todo el mundo lee y piensa y siente, en general, libros relacionados con su profesión o su vocación o sus estudios, y después, un segundo grupo de libros, diríamos, de entretenimiento y de acceso al conocimiento en general, unos leen bastantes ensayos de Historia, otros libros de literatura, narrativa, otros, diríamos consumen más cine y medios similares, que es un modo diríamos actual de pensar y sentir la literatura, algunos, leen biografías de políticos o de científicos o de literatos, pero pocos leen biografías de santos y de santas.
Y hoy, se sea ateo o agnóstico o teísta, se sea de una ideología o de otra, secular o no secular, hoy, necesita la humanidad, necesita Europa que se sigan leyendo biografías de santos, es más, Europa no habría sido igual, si no hubiese sido por esas biografías en sí, de esas personas y sus consecuencias, en mayor o menor grado, en sus épocas y tiempos y posteriores…
Hay cientos de santos y santas canónicamente canonizados, puede que usted conozca el nombre de diez o veinte, pero bien haría en empezar a leer biografías de estas personas, porque le ayudarían mucho a entender y comprender el pasado, y por tanto el presente, y mejor a sí mismo, que es el tema de fondo que estamos tratando y, quizás, también vería que el mundo existen unas dimensiones económicas, políticas, sociales, culturales, pero también la moral y espiritual. Paz y bien.
jmm caminero