Un modesto articulista, como es el que suscribe estas frases, tiene la obligación de construir enunciados y conceptos, que aunque saben no serán muy admitidos, pero es una parte de la realidad. Y, y una de ellas, es si el ser humano actúa de forma correcta o incorrecta moralmente, o diríamos si tiene aptitudes y actitudes y hábitos que son correctos o incorrectos moralmente. Esta es la gran cuestión, esto es ser o no ser, parafraseando al cisne de Stratford-upon-Avon.
Intentar combinar en frases y enunciados y palabras e imágenes, dimensiones racionales del ser humano con dimensiones irracionales de la persona, es enormemente difícil. E incluso, cuando alguna vez se consiguen, hacerlo en la medida justa y equitativa de verdad y bondad y belleza es difícil. Y, después, está que los interlocutores lo aprecien.
Que un artículo, por ejemplo, se intente, este mismo y otros, tenga la profundidad como el gran poema o la gran obra de teatro o el gran ensayo filosófico en unos cientos de palabras, es diríamos como un bonsái de palabras e ideas e imágenes y conceptos, que raramente se consigue, y que raramente se aprecia, especialmente a escribanos-escribientes-pensantes como el presente, que no son nada, quizás una mota del pueblo en el universo de la cultura…
- Que un autor equis hable de moralidad y ética, e indique que determinados actitudes y aptitudes y actos son buenos moral o no lo son, no quiere decir, que esa persona, después practique todos esos actos de forma correcta. Pero la teorización correcta y adecuada de la realidad moral y por tanto de multitud de actos humanos, a y en muchos niveles, es un paso, que va en armonía o debe ir, con las aptitudes prácticas. Ambos mundos se interrelacionan y se combinan de multitud de formas misteriosas y otras evidentes, para y en el ser humano…
Pondré, un ejemplo, que alguien sea ateo o agnóstico, no da lo mismo, ni para él o ella misma, ni para los demás. No digo que no haya que respetar todas esas aptitudes o ideas o concepciones, pero todo lo verá de un modo diferente, si cree en Dios o si piensa que existe la posibilidad o no. Y creer en Dios o no creer, puede ser la fuente de una moral más correcta. No estamos hablando de que alguien que no crea en Dios sea inmoral. No, pero que desde luego, teñir la existencia de Dios, de un Dios racional y prudente y suficientemente moral, respetuoso con el ser humano, etc., puede ser un instrumento de gran ventaja para el mismo ser humano.
Muchas penas y sufrimientos y angustias que vienen a la vida, y que todo ser mortal tienen que superar, se superan mejor teniendo una idea de Dios y aceptándola, que no teniéndola.
- El mal moral es ir en contra de una ley natural, también de una ley natural-moral y, al mismo tiempo, de una ley espiritual-religiosa esencial.
No matarás es ir en contra de una ley natural, es ir en contra de una ley natural-moral-social y, es ir en contra de una ley moral-religiosa-espiritual.
Diríamos que los tres grandes niveles o áreas se encabalgan y se combinan y, se interrelacionan. Unos aspectos de la realidad dan luz a otros, unos se completan y complementan con los otros…
Cierto, es que como toda ley o norma moral, después, intervienen multitud de aspectos y circunstancias y situaciones, que los grandes moralistas y teólogos moralistas de la historia y los grandes juristas han intentado dilucidar y analizar y matizar y perfilar…
- De ahí, la enorme necesidad de aquilatar y analizar de forma correcta, perfilar y normativizar, cuales son las grandes principios y normas éticas y morales universales. No, a todo indicar como mal moral, ni tampoco a casi nada.
Tan malo y negativo, en mi modesto entender y comprender, es tener una moral tan laxa que entran por ella ballenas, ni tenerla tan restringida que ni los microbios son capaces de atravesar la red. Ciertamente, después hay que matizarlas con circunstancias y realidades y casos y ambientes, pero tampoco pensar, que una gran norma, después por tanta aplicación a lo práctico o caso concreto, la norma se difumina tanto, que al final, no existe una moral universal. También, toda norma esencial deviene de milenios anterior a nosotros, que se ha ido perfilando y matizando, y analizando y argumentándose, pero tampoco, cualquier norma, porque tenga siglos de existencia, quiere decir, que hoy no hay que matizarla y podarla en mayor o menor grado.
Por lo cual, al analizar la cuestión del error moral y del error moral grave y leve, hay que ser muy cuidadosos, pero tampoco podemos negar que existe el bien y el bien moral, y el mal y el mal moral, igual que la bondad y la maldad… Y que cada existencia, en su existencia, sea de un alto nivel social o pequeño, tiene que cada día, dilucidar cada día entre el bien y el no-bien, el mal y el no-mal.
¡Y aquí, en esta serie de modestos artículos, estamos para que un hipotético lector o lectora, si desea o quiere, al menos, con prudencia y modestia y moderación y racionalidad, se plantee algunas preguntas, a nivel teórico, y también a nivel práctico…, es decir, de su teorización de sus actos y de su vida, y de la práctica de su vida, siempre con prudencia, admitir los errores que se haya cometido en sosiego y paz y tranquilidad, pero no llamar al bien mal, ni al mal bien, y sabiendo que incluso en su pasado pudo haber muchas circunstancias que él o ella misma desconoce…!
jmm caminero