En la vida lo decisivo es sentir y pensar. La inteligencia también es sentiente, como afirma el gran filósofo Xavier Zubiri en uno de sus tratados. Las emociones y los sentimientos junto con las sensaciones y percepciones conforman lo que es la realidad subjetiva de las personas. Aunque la parte más feliz de la existencia probablemente es, en muchos aspectos, la niñez también las otras etapas de la vida son esenciales, porque a través de las experiencias se sabe como nos sentimos. La capacidad racional es crucial en numerosas decisiones que se toman a lo largo de la trayectoria vital de los individuos, pero es evidente que la intuición y la improvisación inteligente marcan la diferencia y hacen el resto. Partiendo de que la vida es en el fondo una aventura, también es un crecimiento personal, a través del aprendizaje proporcionado por las experiencias, que son múltiples y numerosas.
La multiplicidad de experiencias nos hace entender que, con la vida adulta, se abre un entendimiento mucho más amplio y profundo de lo que representa el vivir. Frente al caos de la existencia, la razón y la experiencia enseñan el valor de la determinación y el coraje, para hacer frente a todos los retos y desafíos que se presenten. Al igual que con la ética emotivista de Hume sentimos lo que está bien y lo que no, de una forma clara e inequívoca. Esto mismo es aplicable a la realidad de la vida, en todos los sentidos.
El sentido común está basado en la racionalidad y también, en cierta forma, en el conocimiento de las actitudes humanas y de la sociedad en cada época. La sabiduría que proporciona la experiencia es inmensa. No extraña que, en el ámbito de la sociedad del entretenimiento en la que vivimos, se ponga énfasis en vivir experiencias que sean emotivas, porque potencian nuestra alegría de vivir y hacen sentir más. La carga emocional de la existencia es lo que hace más satisfactoria la vida, más positivo el paso por este mundo. De todas formas, el mundo de las emociones y los sentimientos forma parte también de la psicología de cada sujeto.
El malestar emocional es bastante frecuente, desgraciadamente, en distintos ámbitos y puede requerir atención especializada para que, entre otras cosas, no derive en autolesiones que alivien el malestar y me refiero especialmente a la adolescencia y juventud. Existen técnicas que ayudan a los afectados: escribir los pensamientos y sentimientos desagradables para que sean conscientes de los mismos, salir a caminar, respirar o meditar. De hecho, existen centros de Salud mental en todo el territorio español, que tratan este tipo de padecimientos.
Se puede hablar de problemas emocionales cuando un niño o adolescente no sabe regular sus emociones y no tolera la frustración y presenta síntomas nerviosos o de tristeza, etc. Esto también sucede en personas adultas. Es preciso darse cuenta de que la existencia está llena de problemas y esto es inevitable. Lo que no significa que haya que rendirse ante las dificultades, todo lo contrario, hay que luchar con confianza, calma y serenidad, porque todo se soluciona de millones de maneras diferentes, si es preciso. La vida no es el paraíso y los que creen que lo es están totalmente equivocados. Es preciso disponer de resiliencia ante las circunstancias que no son propicias. Es la actitud coherente y la que más conviene de cara a la estabilidad emocional de las personas.
La fortaleza emocional se puede lograr con terapia cognitiva. Es necesario entender que la sobreprotección no es buena para el equilibrio emocional. Los adolescentes deben entender que existen límites en las conductas, que no deben ser sobrepasados. Es indudable que hacen falta psicólogos clínicos en los centros educativos de Secundaria y Primaria, para ayudar a los estudiantes en el afrontamiento del malestar emocional y de las conductas disruptivas, analizando en profundidad las causas y las soluciones.
En la sociedad digital en la que vivimos, los adolescentes reciben una gran cantidad de estímulos a través de internet, en una etapa especialmente sensible de su existencia. Los expertos en salud mental no son los profesores sino los psicólogos clínicos.
Enriquecerse con nuevas experiencias es extraordinario. Cada día que pasa tenemos más conocimientos, experiencias y sensaciones, porque somos seres históricos y estamos hechos de tiempo. La libertad y la prudencia no están reñidas ya que son complementarias. La serenidad mental es lo deseable, lo que no supone que no se pueda ser apasionado. Las experiencias y las emociones junto con el entusiasmo y la ilusión son los resortes o las palancas que construyen la felicidad humana. Ver video
José Manuel López García