El acusado de matar a la niña de Narón y la madre de ésta se declaran inocentes

?Soy inocente?, fue la escueta proclama que han pronunciado ante la Audiencia Provincial de A Coruña tanto Iván Naveiras, acusado de matar a una niña en Narón en junio de 2005, como Paola Vélez, madre de ésta y ex novia del imputado. Uno y otra se enfrentan a penas que van desde los casi 25 a los 48 años de prisión que las acusaciones piden para él por asesinato y maltrato, y desde los casi ocho a los 38 años que solicitan para ella por homicidio imprudente o doloso y maltrato. En medio de los dos queda la única inocente, Natalia, que con menos de tres años y después de semanas de malos tratos murió hecha ?un puro hematoma? -según atestiguó uno de los médicos- a causa de un violento golpe que le seccionó el intestino delgado. La hora en que éste se produjo, que los forenses fijaron entre cuatro y seis horas antes de morir la niña, es clave para dilucidar la autoría del crimen. En sus conclusiones definitivas el fiscal y la defensa de Paola coincidieron en señalar que el golpe mortal se produjo cuando el acusado estaba solo en casa con la niña, no sólo por la datación hecha por los forenses, sino por el hecho de que, sobre las 12,30 de la mañana, Iván llamó a Paola al trabajo para decirle que no podría ir a recogerla, porque la niña se encontraba mal y había vomitado varias veces. Además, le había dicho que la pequeña se había dado golpeado de accidentalmente en la cabeza y el labio. Para desbaratar los testimonios que describen las atenciones y el cariño del acusado hacia la niña, el fiscal explicó que los maltratadotes ?es en la intimidad cuando despliegan toda su crueldad?. Concluyó que en su proceder hubo alevosía, porque se aprovechó del desvalimiento de la víctima, y ánimo de matar, porque el ?alto riesgo? de su conducta ?excluye la imprudencia?. En palabras de la acusación particular, el imputado ?quiso lo que hizo e hizo lo que quiso?. La defensa de Iván subrayó que no hay ?ninguna prueba? para sostener la imputación de su cliente, tildó de ?elucubraciones? las teorías acusatorias basadas en unos informes forenses que considera llenos de errores y llegó a denunciar una ?predisposición? del juzgado de instrucción en contra de su cliente. El letrado señaló que, por la hora señalada por los forenses, la agresión pudo producirse cuando la madre ya estaba en casa, centró sobre ella sus sospechas y recordó que ningún testigo había observado ni un solo acto de violencia de Iván contra la niña. Sobre la madre, el fiscal considera que su supuesto desconocimiento del maltrato a que su novio sometía a la niña es sólo una ?estrategia para eludir su propia responsabilidad? por haberla dejado al cuidado de él y por no haberla llevado con prontitud al médico cuando vio su grave estado. Explicó que ?si no la llevaron antes fue por temor a las consecuencias judiciales? de lo que había ocurrido. La letrada de la acusación popular señaló que con el ?reiterado incumplimiento de su deber de cuidado y protección? Paola Vélez sometió a su hija ?de forma voluntaria, a un riesgo gravísimo? en el que ?era previsible un resultado de muerte?. Además, la acusó de haber eliminado los vestigios de lo ocurrido al lavar la ropa con sangre y vómitos de la niña mientras Iván la llevaba al médico. Por su parte, la defensa de Paola precisó que las supuestas caídas accidentales de la niña documentadas en las semanas previas sólo las había presenciado el acusado, y tanto la madre como los pediatras habían creído las explicaciones de Iván. Por esta razón, sostuvo que su cliente no podía sospechar que su pareja maltrataba a la niña, y mucho menos aún que la golpearía mortalmente. El juicio ha quedado visto para sentencia.