EFE | El
presidente de la Sociedad Española de Inmunología, Marcos López Hoyos,
cree que al final se demostrará que no hay relación entre la vacunación
con AstraZeneca y los episodios trombóticos y avisa de que, en cualquier
caso, "el riesgo asociado a la vacuna será siempre mucho más bajo" que
el de infectarse con covid.
López Hoyos insiste en una entrevista con EFE en que los sistemas de
vigilancia de las vacunas "funcionan", pero cree que "la pena" es que,
aunque "seguramente" esta alerta relacionada con AstraZeneca "se quede
en nada", servirá para que quienes están en contra de vacunarse sigan
propugnando ese posicionamiento.
Frente a estas ideas, hace un llamamiento "a mirar las cifras",
porque con 17 millones de dosis de AstraZeneca administradas los
episodios de tromboembolismo notificados han sido treinta.
"Que hagan el cálculo de cuántas muertes ha habido con la
infección", dice López Hoyos, que también es director científico del
Idival (Instituto de Investigación Marqués de Valdecilla) de Santander.
López Hoyos destaca que los "reparos" con AstraZeneca comenzaron
cuando se empezó a inmunizar a la población, porque antes "todo el
mundo era muy provacuna de Oxford".
Explica que, de hecho, los ensayos de las vacunas se hacen en
población sana, y que las incidencias suelen surgir cuando se
administran masivamente y llegan a personas con patologías asociadas o
"problemas subyacentes que no se conocen y que pueden dar la cara en ese
contexto".
A su juicio, lo que ha ocurrido con AstraZeneca es que en la
fase de ensayo clínico no se administró a población mayor de 55 años y
que también ha habido una serie de incidencias "y de problemas de
comunicación probablemente" por parte de la compañía que han generado
"recelos".
Y ello pese a que AstraZeneca tiene algunas ventajas respecto a
Pfizer y Moderna, en cuanto a precio, porque es más barata, y logística,
porque requiere solo "temperatura de frigorífico" para su conservación.
López Hoyos señala que se espera que la Agencia Europea del
Medicamento emita un informe el jueves para dirimir "si hay
causa-efecto" entre la vacunación con AstraZeneca y los episodios
trombóticos. "Hasta la fecha no hay una evidencia científica de que esos
acontecimientos se deriven de la vacuna", subraya.
Con todo, varios gobiernos han optado ya "por ser cautelosos" en
la administración de AstraZeneca, aunque "no parece haber evidencias,
ni mucho menos claras, de que haya un efecto de la vacuna sobre los
fenómenos trombóticos".
"Esto se determinará en breve, y si no se determina esa
causalidad sí que pediría a la población que evite el pánico y que por
favor continúe con la campaña de vacunación", resalta.
El presidente de la Sociedad Española de Inmunología advierte de
que el parón con AstraZeneca puede ralentizar el ritmo y hacer peligrar
los objetivos de un proceso de vacunación "que está siendo ya demasiado
lento".
A día de hoy, recuerda, solo se dispone de dos vacunas, Pfizer y
Moderna, porque aunque la de Janssen está aprobada no ha llegado
todavía para ser administrada.
"Esperemos que el parón de AstraZeneca no sea de dos semanas
sino que sea algo más corto, y que los informes sean favorables en el
sentido de que no hay relación entre la vacuna y los eventos trombóticos
y sigamos adelante porque es necesario vacunar", agrega.
Aunque se espera que llegue pronto la vacuna de Janssen, el
ritmo de vacunación dependerá de las empresas, de si garantizan un nivel
de producción adecuado y de si llegan las dosis suficientes, insiste
este científico.