Entre 500 personas, según la Policía Local, y 2.500, según la organización, se manifestaron este domingo en la Praza do Obradoiro de la capital gallega en contra del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) de Vigo, convocados por las asociaciones de afectados por la nueva ordenación urbanística. Durante el acto tuvo lugar la lectura de un manifiesto por parte un representante de todos los colectivos vecinales, en el que se denunció que el nuevo plan sólo satisface intereses económicos y en el que se reclamó una mayor participación de la ciudadanía en la toma de este tipo de decisiones. El acto se celebró en Santiago de Compostela ya que, según recordó José Manuel Estévez del Colectivo de Afectados de Liñeiriño, es en la ciudad "onde está o Plan en aprobación". "A última palabra", apuntó igualmente Angel Portas del Colectivo de Teis, "está en Santiago". Portas recordó, además, que los últimos informes de la Xunta de Galicia dan la razón a los vecinos y destacó que los propios técnicos de la Administración "están en contra" del nuevo plan. Los vecinos se reunieron a la entrada de la Catedral de Santiago. A pesar del sol y de las altas temperaturas, el ambiente no decayó durante la concentración, siendo los eslóganes más coreados los que tachaban al PXOM de "vergoña municipal" y los que se oponían a la ronda. Los manifestantes, con camisetas naranjas en las que se reproducía el texto de la pancarta principal, 'Todas y todos somos afectados', se mostraban además contrarios a que la ciudad se convierta en la 'Marbella gallega'. Familias y turistas La manifestación contó con una elevada presencia de niños, ya que los vecinos acudieron en familia a manifestarse. De hecho, la organización fletó 15 autobuses para desplazar a los afectados que desearan unirse a la marcha. A ellos se añadieron los vehículos privados que se acercaron hasta la capital gallega. Como señaló Estévez, algunos manifestantes decidieron, tras la concentración, quedarse a pasar el día en Santiago de Compostela . La nota pintoresca la aportaron los turistas que recorrían la céntrica plaza compostelana, de forma que algunos no dudaron en quitarse fotos con los propios manifestantes.