El detenido por el crimen de dos jóvenes en Vigo, que aparecieron muertos en su piso de la céntrica calle Oporto el pasado jueves, declaró este domingo ante la titular del Juzgado de Instrucción Número 5 de Vigo, quien decidió finalmente su ingreso en la cárcel. La magistrada, que decretó secreto sumarial para este caso, dictó auto de prisión provisional para el joven, por presunta relación con el crimen. El joven vecino de Cangas, de 28 años, fue trasladado desde el policlínico Povisa hasta Comisaría, donde declaró ante la Policía Nacional. Desde la mañana estuvo en las dependencias judiciales de Vigo y esta noche ya la ha pasado en la penitenciaría pontevedresa de A Lama. Alrededor de las 12,45 horas del sábado Jacob P.R. recibió el alta hospitalaria, tras haber sido atendido de diversas heridas de arma blanca entre las que destacaba un profundo corte en un tendón de su mano derecha, que requirió una intervención quirúrgica. Una vez dado de alta, agentes de la Policía judicial lo trasladaron a Comisaría, donde realizó una primera declaración y pernoctó posteriormente, pasando esta mañana a disposición judicial e ingresando finalmente en prisión preventiva. El joven fue detenido por el doble crimen en la localidad pontevedresa de Marín el pasado jueves, horas después de que los Bomberos encontraran los cadáveres en el piso donde vivían. Era conocido en el ambiente gay de la ciudad olívica, que también frecuentaban los dos fallecidos. Debido a las heridas que presentaba, fruto del posible forcejeo con las víctimas, fue internado en el policlínico vigués, en el que permaneció, custodiado por efectivos policiales, hasta ayer por la mañana. El pasado jueves, efectivos de Bomberos se toparon con los dos cuerpos inertes alrededor de las 10,00 horas cuando acudían, a instancias de un vecino del edificio, a extinguir un incendio en el lugar de los hechos. Los dos jóvenes, de 26 y 32 años, el gallego Isaac P.T y el brasileño Julio A.L; celebraron una fiesta la noche del miércoles al jueves, según corroboraron los vecinos del inmueble, quienes también relataron que hubo golpes y portazos. Se cree que el detenido participó en la fiesta, donde corrió el alcohol y las drogas. Una vez cometido el crimen y momentos antes de abandonar el inmueble, prendió fuego a la vivienda para intentar ocultar las pruebas que lo inculpaban.