El Confidencial
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Conchi Basilio
Cartas al Director

La llave está en el Tribunal Constitucional

Mientras los líderes gallegos aburren con sus reproches, todo depende del juez Tremps

07-02-2007

El intento de PSOE y BNG por aprobar una versión gallega del vigente Estatut de Cataluña, a fin de mantener a Galicia en la división de honor de la España autonómica, está muerto más que por la oposición del PP de Feijoo, por la recusación del juez del Tribunal Constitucional Pérez Tremps que deja en mayoría a los conservadores para rechazar el texto catalán. Para el futuro de la reforma en Galicia resulta ahora mucho más relevante saber si Tremps va a dimitir, que escuchar las reiterativas explicaciones de los tres líderes políticos gallegos sobre el fracaso de la cumbre de Monte Pío. Sin embargo, en las casi tres horas de debate parlamentario de ayer, sólo Anxo Quintana se refirió, en forma de ataques directos contra la actitud del PP, a la crisis que vive el Constitucional. Desde la presidencia de la Xunta se trata de minimizar el impacto que tiene sobre Galicia la batalla por el control del tribunal. "Nosotros no propusimos que Galicia se definiera como nación, sino que simplemente hacíamos una referencia a la nación y el hogar común de los gallegos a partir del himno", aseguran en el entorno de Touriño. Pero el Constitucional va a pronunciarse sobre los dos grandes escollos de la reforma en Galicia: si se puede emplear la palabra nación para referirse a algo que no sea el conjunto de España y si es legal exigir el deber del conocimiento de otra lengua que no sea la castellana. Si el PP logra que el Tribunal Constitucional rechace los elementos centrales del Estatut, resultará más difícil todavía que haya un acuerdo entre populares gallegos y el BNG. Núñez Feijoo lo tendría muy fácil para decir que lo que propone Anxo Quintana es sencillamente ilegal. Una sentencia del Constitucional favorable al Estatut obligaría, más tarde o más pronto, al PP gallego a aceptar una reforma de la misma índole, porque de lo contrario su objetivo de recuperar la Xunta sería una misión todavía más imposible. No hay que olvidar que los populares aprobaron la versión andaluza del Estatut por estrictas razones electorales. Había otra posibilidad, que independientemente de lo que suceda con el Estatut, PSOE, BNG y PP se hubieran puesto de acuerdo. Esta es la opción que quedó enterrada en la cumbre de Monte Pío, porque, a cinco meses de las primeras elecciones del posfraguismo, resultaba simplemente utópica. El propio Touriño recordó que muy pocas leyes gallegas se aprobaron por unanimidad. Touriño era el más renuente al debate, porque podía debilitarlo. Pero el aura presidencial, reforzada por el viaje a Madrid, le permitió salir indemne frente a un acorralado Feijoo quien evidenció su difícil situación en el lío que se acaba de hacer al tildar el estatuto andaluz de "españolista".





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