Antonio Millán-Puelles es un filósofo español que ha destacado en el panorama filosófico hispano. Nació en 1921 y murió en el año 2005 a la edad de 84 años. Fue escritor también, algo lógico siendo pensador. Publicó unos veinte libros y un considerable número de artículos. Fue influido especialmente por el aristotelismo y la fenomenología.
Trató en sus libros de temas como la libertad, la relación entre subjetividad y conciencia, el ente ideal, lo real y lo irreal, la relación entre metafísica y lógica. También elaboró escritos sobre cuestiones sociales y escribió manuales de Filosofía. Millán-Puelles es un pensador cristiano, tal como refleja el estilo de su pensar y los aspectos que trata. Si bien distingue claramente lo puramente filosófico de lo religioso, de forma explícita.
Se interesa sobre todo por la fenomenología de Husserl y por la metafísica medieval. Se ocupa con mucho interés del kantismo, aunque posee su propio sistema de pensamiento.
Es cierto también que en los últimos años de su existencia mostró su curiosidad por las afinidades conceptuales y metodológicas entre la filosofía analítica del lenguaje y la escolástica. El pensador español afirma la validez de la investigación ontológica separándose de los planteamientos del neopositivismo.
En relación con el realismo teórico escribe en su libro La Teoría del Objeto Puro lo siguiente: «El darse ante la conciencia o presentarse a su luz no es monopolio de la realidad, antes por el contrario, hermana a lo real con lo irreal, sin dejar de oponerlos entre sí». Millán-Puelles está convencido de que nuestra propia vida está inmersa en gran medida en lo irreal, de modo inevitable. Considero que es algo característico del ejercicio de la propia libertad y de la capacidad de decisión. Los proyectos forman parte de lo que todavía no es real, pero que puede serlo. Y la existencia es esencialmente proyectiva de cara al futuro.
Uno de los libros de Antonio Millán-Puelles se titula El interés por la verdad. Es entendible que demuestre un profundo deseo de explicitar, desde una perspectiva filosófica, lo que entiende por verdad. Puesto que ya decía Ortega que «De todas las enseñanzas que la vida me ha proporcionado, la más acerba, más inquietante, más irritante para mí ha sido convencerme de que la especie menos frecuente sobre la Tierra es la de los hombres veraces». Y esto lo escribió en 1916.
El interés por la verdad es algo peculiarmente humano. En los animales no existe tal planteamiento. Ya lo decía Kant al escribir que «las criaturas irracionales sienten únicamente impulsos sensibles». En efecto, se observa la gran diferencia que produce el pensamiento abstracto en relación con la cuestión de la verdad y de lo verdadero.
Antonio Millán-Puelles señala que «El concepto de la verdad ontológica ha sido especialmente revalorizado por J. Pieper, a quien se debe igualmente un fecundo esclarecimiento del significado antropológico, no sólo ontológico, del principio omneensestverum». Y es cierto también como sostiene el pensador gaditano que es definible un indudable carácter innato de la tendencia humana a conocer la verdad. Es la manifestación o expresión de la concordancia de la realidad con el logos o la racionalidad. Además, es evidente que el entendimiento es la facultad que nos distingue como seres intelectivos, que buscan comprender la realidad en la que existimos.
Escribe el pensador andaluz que «La capacidad humana de entender es mucho más que la no imposibilidad de que el hombre efectivamente entienda algo, porque consiste en una potencia esencialmente orientada, dirigida a la intelección».
De todos modos, estoy de acuerdo con la antropología de Gehlen que la necesidad de conocer está fundamentada o basada en la necesidad en los seres humanos. Es una explicación coherente de lo que realmente sucede, si se piensa detenidamente en la naturaleza humana profunda. Lo que no supone que no pueda haber un interés puro por el conocer o el entender de las cosas en sí mismas.
Otra de las grandes obras de Millán-Puelles es La lógica de los conceptos metafísicos en dos tomos. Es indudable que la lógica y la metafísica son ciencias absolutamente universales. I
ncuestionablemente, es preciso poner de relieve que la lógica es una ciencia normativa y esencialmente teórica. La rigurosidad conceptual del profesor español se expresa de un modo muy preciso en relación a las características de la metafísica y la lógica, ya que escribe: «Y en lo concerniente a la completa inmaterialidad de los objetos formales de la metafísica y la lógica, únicamente será preciso advertir que la inmaterialidad del objeto formal del saber metafísico es la de lo real en cuanto tal, vale decir, prescindiendo de que se dé o no se dé en algo material (inmaterialidad precisiva o abstractiva), así como también la de lo real positivamente inmaterial, lo espiritual, mientras que la inmaterialidad del objeto formal de la lógica es la de algo irreal (inmaterialidad negativa)». Ciertamente, la producción filosófica de Millán-Puelles es enorme y de gran nivel. Se pueden leer sus obras: Fundamentos de Filosofía, Léxico filosófico, La formación de la personalidad humana, La inmortalidad del alma humana, Sobre el hombre y la sociedad y otras. Fue una gran mente y un magnífico profesor que supo comentar, criticar y analizar numerosas cuestiones filosóficas de modo extraordinario y que expresó sus propias teorías en sus obras.
José Manuel López García