No sé si a usted apreciable lector/a le sonará el título de este libro, en estos días me he encontrado con una edición que adquirí hace décadas, tuve otra anterior…
Vivimos en una sociedad-cultura audiovisual, por tanto la lectura reposada de libros es difícil –salvo lo que la profesión exija-. Se dice que se lee más, especialmente entre las mujeres, pero no sé si se lee más literatura pero menos ensayo, que también es literatura, y, diríamos menos ensayo religioso o espiritual o teológico como es éste libro que mencionamos…
Este ejemplar de Guía de Pecadores lo adquirí, según la fecha que cristalicé en la primera hoja, el día 20 de agosto de 1986 en Madrid. Ya casi cuatro décadas, cuarenta años. Es un libro que lo tengo subrayado por diversas partes, es un libro que ha sido y estado al lado de mi cabecera durante muchos años, después diríamos se perdió, y, hace unos días lo he vuelto a encontrar. Los libros parece que suceden como El Guadiana antiguo. Lo he buscado muchas veces, y, cual ha sido mi sorpresa que estaba, continuaba al lado, pero en un cajón y no lo encontraba.
Fray Luis de Granada, (1504-1588), como todos los escritores y pensadores y religiosos y reformadores de aquella época, como casi todos, tuvieron problemas con la Inquisición. Pero no nos fijemos ahora en esto. Siempre he pensado que deben existir, incluso después de guerras, todavía manuscritos en conventos y monasterios de aquella época, libros de espiritualidad y libros de otras temáticas, de frailes y monjes y quizás también de sacerdotes. Siempre me he preguntado, si las órdenes religiosas no deberían intentar publicarlos, ahora más fácilmente con Internet, hacer una copia a escáner, y publicarla en la Red Electrónica Mundial. Creo que si tienen alguna herejía, ya sería menor, y, se podría situar una nota a pie de página, creo que es una riqueza cultural y espiritual que está dormida y se puede perder. No solo existen las dos montañas Teresa de Jesús y Juan de la Cruz… No solo existen esas grandes figuras…
También desde la filología y desde la literatura, deberían poner más interés en la ascética y mística cristiana de estos cinco siglos, en la documentación y libros que deben existir, algunos perdidos, algunos con pocas copias… Hubo tiempos mejores para estas temáticas. Casi todo el mundo disponía en sus casas de uno o varios libros de espiritualidad o religiosidad o de oraciones. Que le servían para acercarse al Ser Trascendente, a superar los lloros en este valle de lágrimas y aceite y vinagre y algo de azúcar y miel, para entender las cosas buenas de la vida.
La sociedad se ha secularizado, especialmente en Occidente, y, quizás hayamos olvidado tener una espada y un escudo de una moral más correcta, con una ascesis más adecuada. Quizás, hemos enviado, estamos enviando a la lucha de la vida, a millones de personas cada generación en Occidente, sin la coraza de una correcta ética, y, una correcta ascética. A las personas se les debe enseñar y deben aprender a defenderse de los vaivenes de la existencia… Debemos encontrar y encontrarnos entre un correcto vivir en el mundo y al mismo tiempo una lucha ascética, cada uno en su estado de vida. Estimado lector/a espero que estas palabras no le suenen a algo tan alejado y olvidado que no comprenda nada o casi nada…
Ya sé, que habrá algún lector, que ya a estas alturas de este artículo, ya habrá alejado sus ojos y sus neuronas y se estará ocupando de otros temas. Pero una de las finalidades del articulismo de opinión y literario, es exponer delante de las narices y de la boca y de los oídos, de potenciales lectores/as temas y temáticas que quizás, no conozca, o que quizás no sepa que existen, o producciones culturales, que siendo legales y morales, ni siquiera sabe que existen… Ésta es una.
Pero aunque no lo crea es un libro que continúa publicándose, porque se considera uno de los libros de ensayo y ensayo religioso-moral-ascético-místico más importantes de su siglo y de nuestra lengua, y, porque todavía se cree se puede aprender muchas cosas. Que alguien te indique lo de los siete pecados capitales, y, te otorgue razones para no caer en ello. Creo que vale la pena. Si no recuerdo mal, Aranguren, en su libro de Ética, también expresó y contó sobre los siete errores morales graves –fíjense ustedes, en estos meses de noticias, si los líderes políticos también conociesen esto de los siete pecados capitales, y, tuviesen ideas y conceptos para irlos superando, y, usted y yo también-.
No sé, si a usted le suena este concepto y esta idea de los siete errores morales graves. Creo que un error del presente, es que una parte importante de la población no conoce este concepto o idea o enunciado de los siete errores morales graves o pecados capitales –mire en Internet-. Creo que si lo supiésemos seríamos más felices, evitaríamos más angustias y penas, crearíamos en otros menos sufrimientos y a nosotros mismos… Pero no se diga usted que este artículo está lleno de moralina, si hablase de cualquier otro tema, que se saltase normas morales, enseguida, dirían que estoy defendiendo un sector de la libertad humana, aunque dijese cualquier barbaridad…
Me he vuelto a encontrar con este libro, que buscaba y no sabía donde estaba. Y, estaba al lado mío, insertado en un cajón. No sé si a usted le suena La Imitación de Cristo de Kempis, no sé si le suena Síntesis de la Espiritualidad Católica de Ribera e Iraburu, no sé si a usted le suena el Catecismo Mayor, lo denomino personalmente el Catecismo de 1992, de la Iglesia Católica, no sé si le suena a usted, Los Cuatro Evangelios y las Cartas del Nuevo Testamento, no sé si le sueña a usted El Libro de la Vida de una tal Teresa de Ahumada o de Jesús o de Cepeda… No lo sé, pero aunque sea usted o yo, sea o seamos ateos o agnósticos o creyentes en otra religión o en otra confesión cristiana no católica, bien haría usted y yo, leer esos textos, para intentar entender y comprender mejor el mundo… su mundo interior y exterior. Por decir, esta frase, redactar este artículo, si hasta ahora tenía unas docenas de lectores, se va a quedar en menos de diez.
Pero eso y éste es el fin de la columna periodística hablar de temas, que quizás no queramos oír de ellos… en estos tiempos convulsos, y, todos lo son, leer algunos libros de ensayo religioso y espiritual y cristiano, quizás sea necesario. No hay que ir a la India, para encontrar profunda ascética y mística, quizás esté a unas docenas de kilómetros de usted, monasterios y conventos católicos que le podrían enseñar mucho, mucho de estos temas, mucho de lo humano en la humanidad…
Jmm Caminero