El Confidencial
radiolider Buscador de noticias buscar en google
José Manuel López García
Punto de Vista

La biblioteca de Hegel

21-11-2025

La biblioteca personal de Hegel que fue un gran filósofo constaba de 4.000 libros. Sus libros le sirvieron como herramienta de trabajo constante. Hegel vino al mundo en Alemania en 1770 y falleció en 1831. Desarrolló en sus obras escritas el idealismo absoluto. No tenía su biblioteca particular como una forma de prestigio, ya que también la utilizó para preparar sus clases universitarias. Fue el taller intelectual que su poderoso y genial cerebro usó como base de análisis y desarrollo de sus originales ideas. Muchos de los volúmenes conservados de su biblioteca tienen subrayados los pasajes claves y redactaba anotaciones marginales como glosas, objeciones, esquemas y pequeños diagramas. Hegel leía para pensar, no solo para informarse y adquirir conocimientos. Sus notas de lectura se convertían en material para sus clases o para reelaborar sus conceptos. Impartió clases en Jena, Heidelberg, Nuremberg y Berlín. En cuanto a la preparación de sus lecciones universitarias lo que hacía era leer varias fuentes sobre un mismo tema y las comparaba. Además, elaboraba esquemas conceptuales que luego expandía verbalmente con explicaciones o comentarios en clase. Su preparación era rigurosa, pero flexible. Sus estudiantes cuentan que en ocasiones se desviaba de sus notas, porque una idea le llevaba a otra más profunda que desarrollaba con más análisis. Fue muy habitual que Hegel acudiera a sus clases con uno, dos o tres libros bajo el brazo. Los abría para leer un pasaje o varios, los citaba directamente y mostraba comparaciones con otros filósofos y matizaba numerosas cuestiones. Para Hegel, enseñar no consistía en repetir un contenido, sino en hacer pensar. La dinámica entre texto, anotaciones y explicación oral hacía de sus lecciones una construcción filosófica en vivo. También era frecuente que llevara apuntes escritos generalmente en forma de manuscritos breves, esquemas o notas extensas que organizaban los temas a tratar. No eran libros completos ni un texto pulido, sino cuadernos y folios con puntos esenciales, citas, divisiones sistemáticas y argumentos principales. 

Cuando entraba al aula iba con sus apuntes y seguía su propio esquema, pero hablaba de forma relativamente libre, ampliando, improvisando o desarrollando ideas más allá de lo que estaba escrito. Los estudiantes tomaban apuntes detallados ya que Hegel hablaba con mucha densidad conceptual. En sus cursos repetidos año tras año, como los de Lógica, Historia de la Filosofía, Filosofía del Derecho, Lecciones de Estética, etc., actualizaba y corregía los folios con pequeñas notas marginales. Comentaba de modo extraordinario, línea a línea, algunos libros, con una densidad asombrosa de explicaciones de alto nivel conceptual. 

Cuando murió, los editores usaron una combinación de sus propios apuntes manuscritos y las anotaciones de sus estudiantes de distintos años para la realización de un cotejo crítico entre versiones para reconstruir las Lecciones. Para la Estética, Hegel tenía apuntes preparados pero el material que hoy conocemos procede sobre todo de los apuntes de alumnos. Especialmente de los de Heinrich Hotho, que editó la versión publicada en 1835 de más de 800 páginas. 

En cuanto al formato típico de sus apuntes, aunque es variable, era más o menos así: división tripartita del contenido, definiciones breves (a menudo de una sola línea), desarrollos telegráficos escritos por él mismo, referencias a obras, autores, etc., y frases incompletas que él desarrollaba oralmente en clase. Por tanto, sus lecciones poseen un tono más vivo y menos sistemático que sus libros como La Fenomenología del Espíritu, Ciencia de la Lógica, Filosofía de la Historia, Lecciones de Estética, Filosofía del Derecho, Enciclopedia de las ciencias filosóficas, Diferencia entre los sistemas de Fichte y Schelling, Escritos de juventud, etc. 

En cuanto a sus lecturas no leía solo sobre filosofía y teología. Le interesaban todas las ramas del conocimiento de su época. Por ejemplo, aunque no era matemático profesional, Hegel se interesó por el cálculo infinitesimal, que ya en su época era fundamental tanto en física como en astronomía. Leía los trabajos de Newton y Leibniz y también comentarios de otros científicos y pensadores, porque le fascinaba el problema del continuo, del límite y de la relación entre lo finito y lo infinito. 

De hecho, en su monumental Ciencia de la Lógica de más de 1.000 páginas en dos volúmenes, dedica páginas enteras a analizar críticamente el concepto de infinitesimal, como contradicción dialéctica entre lo finito y lo infinito. Pensaba que las matemáticas eran esenciales para comprender la estructura racional del mundo, aunque criticaba su método por ser, según él, no conceptual y demasiado formal. En tiempos de Hegel la sociología no estaba formalizada como ciencia. De todos modos, él se adelantó a su época y leía y analizaba obras que actualmente consideramos sociológicas. Por ejemplo, los libros sobre economía política de Adam Smith, David Ricardo y textos sobre instituciones civiles y vida comunitaria. El libro Principios de la Filosofía del Derecho es profundamente sociológico. También leía textos de física, astronomía, biología y medicina para entender sus conceptos e ideas fundamentales. Conocía los debates coetáneos sobre electricidad, magnetismo, química de su tiempo y anatomía y evolución. Su filosofía idealista no es fantasía, sino profundo conocimiento. Ver video

José Manuel López García


Ver otros artículos de este colaborador




www.galiciadiario.com no se hará responsable de los comentarios de los lectores. Nuestro editor los revisará para evitar insultos u opiniones ofensivas. Gracias




Videoteca