España es un país de larga tradición en cuanto a juegos de azar se refiere. El afamado Blackjack, sin ir más lejos, se inventó en España. Con un nombre mucho más castizo, eso sí. La Veintiuna se hacía llamar cuando el mismísimo Cervantes lo registraba en sus novelas picarescas.
Pero no hace falta remontarse tan atrás en el tiempo. Y es que no es necesario recurrir a la historia cuando puedes recurrir a la simple observación. Con dar un paseo por la calle te bastará para advertir numerosos quioscos de la ONCE, loteros ambulantes, establecimientos de Loterías y Apuestas del Estado (empresa pública), habituales de los bares dejándose la calderilla en la tragaperras o jubilados abarrotando los bingos.
Aunque si algo define la tradición de juego de España es la Lotería de Navidad. Ese acontecimiento del que participamos la mayoría; desde el que se deja miles de euros en décimos cada año hasta ese local comercial que, independiente de lo que venda, siempre ofrece un número o participación a disposición del cliente. Al fin y al cabo, no se consigue ser la segunda lotería más antigua del mundo en funcionamiento si no se cuenta con el apoyo de la ciudadanía.
30 millones de españoles participan en algún juego de azar, sin embargo, la cifra de juego problemático en España es una de las menores de Europa. Un fenómeno que quizás explique por qué, al contrario que en otros países, en España, los juegos de azar son promocionados, subvencionados e incluso regentados por el propio Estado. No sin polémica, claro. Porque pese a que pesar de nuestras cifras, detrás de cada quiniela, bingo, tragaperras o décimo se esconden adicciones, malas praxis y todo tipo de riesgos que han de ser vigilados con extrema precaución.
Para eso se creó la DGOJ (Dirección General de Ordenación del Juego), un organismo dependiente del Ministerio de Consumo que regula y arbitra el que puedas encontrar un casino online español que cumple con los requisitos de seguridad, entre otras funciones.
La exposición a la publicidad de los juegos de azar es, probablemente, el tema que más preocupa a los españoles dentro de las competencias de esta dirección general. Siempre ha sido una reivindicación común por parte de todas las asociaciones de ludópatas, y desde que el ministro Garzón ocupara su cargo, parece haber iniciado una cruzada personal hacia la promoción de determinados juegos de azar, sobre todo hacia las apuestas deportivas.
Y aunque las declaraciones y acciones del ministro hayan estado repletas de idas y venidas, lo cierto es que algo parece estar cambiando. Según el tercer informe trimestral de 2021: “El segmento de apuestas tiene una tasa de decrecimiento respecto al trimestre anterior del -35,67% y del -28,61% respecto del mismo trimestre del año anterior”. El propio informe también acusa la disminución del gasto en marketing en 28,76% respecto al trimestre anterior, por lo que se podría intuir que la edad de oro de las apuestas deportivas está llegando a su fin.
Toda la industria lleva arrastrando datos de descenso desde que la situación sanitaria haya obligado a cambiar nuestros hábitos de consumo, no obstante, sectores como el bingo o el casino, de mayor arraigo, siguen experimentado tasas de crecimiento. A la espera del informe del último trimestre y al informe anual de 2021, una cosa está clara: cualquier regulación positiva es bienvenida.