REDACCIÓN | La subida del coste del alquiler dio origen hace unos años a la creación de sindicatos de inquilinas en varias ciudades, entre ellas Madrid, Barcelona y Málaga, un movimiento que se ha extendido por el país para visibilizar el problema de acceso a la vivienda, crear redes de apoyo y presionar a las administraciones para que atiendan sus demandas.
Estas organizaciones, que se unieron a mediados de octubre en una Confederación estatal en un congreso celebrado en Málaga, buscan frenar los desahucios, lograr mejoras en las condiciones de los alquileres para dar más estabilidad a los inquilinos y moderar los precios.
Actúan contra prácticas que consideran abusivas, como el acoso inmobiliario, y defienden medidas para paliar la situación actual como la recuperación de viviendas vacías y la regulación de los alquileres turísticos, por su impacto en la menor disponibilidad de la oferta de larga temporada y la pérdida de residentes en centros históricos de ciudades como Sevilla, Málaga, Córdoba o Cádiz.
La dificultad de acceso a la vivienda, especialmente para los jóvenes, debido a la disparidad entre la subida de los precios de los inmuebles y la de los salarios; una oferta limitada, así como el crecimiento de la demanda por factores como el aumento de la población y los hogares unipersonales, han agravado la situación.
En algunas zonas andaluzas, la inversión extranjera ha absorbido parte de la oferta disponible, y también ha presionado los precios al alza. Los sindicatos de inquilinas se han constituido como una plataforma de defensa colectiva para proteger sus derechos frente a propietarios y especuladores, además de ofrecer solidaridad a los inquilinos, dar a conocer el problema y movilizar a la sociedad. Leer más