Dice que pudo nacer de "pecado original", pero pide a los grupos que la "mirada atrás" no perjudique su futuro
06-11-2007
La Comisión de la Cidade da Cultura recibió a uno de sus platos fuertes: el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, cuya comparecencia precede a las de Alberto Núñez Feijoo y Manuel Fraga, previstas para este miércoles. El regidor compostelano admitió en su intervención que desde un primer momento supo que la estimación de gasto inicial se vería sobrepasada y pidió a los partidos políticos que la mirada atrás de la comisión ?no entorpezca? el trabajo futuro.
Aseguró que como miembro del Patronato de la Ciudad de la Cultura no detectó ningún tipo de anomalía en los informes de adjudicación de las obras en el complejo del Monte Gaías. "Mi posición era de lealtad institucional, estaba en el Patronato para colaborar, no para hacer oposición, y los informes técnicos, económicos y jurídicos de las adjudicaciones eran favorables", manifestó Bugallo, durante su intervención.
Lo que sí reconoció el alcalde de Santiago es que las previsiones iniciales de gasto planteadas por el anterior Gobierno de la Xunta no le parecían ajustadas a la realidad por su baja cuantía, por lo que fue testigo y no le sorprendió el desfase entre estos planes "y los hechos finales". "No era posible una obra tan ambiciosa por ese precio, no era posible", afirmó.
Bugallo dejó claro en su intervención su apoyo a la Ciudad de la Cultura, que considera "un gran reto y una oportunidad para todos los gallegos". Sin entrar en consideraciones sobre el precio final del proyecto, estimado en 400 millones de euros, aseveró que esta cantidad es similar al coste que ha tenido el reciente traslado de sede de la alcaldía de Madrid y muy inferior al de otras obras como la Ciudad de las Ciencias de Valencia.
El regidor compostelano lamentó la paralización durante 14 meses de los trabajos con el cambio de Gobierno en San Caetano y añadió, a preguntas del nacionalista Carlos Aymerich, que votó a favor de la adjudicación de obras en julio de 2005, cuando ya el PPdeG sabía que no seguiría en el Ejecutivo, por su interés en agilizar el proyecto.
El alcalde escuchó hablar por primera vez del complejo en 1997, tras escuchar unas declaraciones del entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga, aunque lo conoció más en profundidad a finales de 1998, de la mano del ex conselleiro de Cultura, Jesús Pérez Varela. Aplaudió la elección de la ubicación, pero consideró fundamental "que aportase algo extraordinario si estaba fuera del casco urbano, tenía que ser especial o no tendría sentido". Insistió además en que no participó directamente en la elección del arquitecto, aunque nunca se opuso a las propuestas del jurado.
Preocupación
Xosé Sánchez Bugallo ya había comunicado al Ejecutivo del PP su preocupación por el retraso en las obras de los dos edificios centrales, en principio concebidos para el Centro de Nuevas tecnologías y el Palacio de la Música. Su temor se mantiene: "Los edificios centrales le dan sentido al proyecto", dijo. El alcalde mostró también sus dudas en torno al contenido de la Ciudad de la Cultura, que sigue sin estar claro. Por último, recordó que el grupo del BNG en el Ayuntamiento de Santiago mostró su apoyó a las obras desde el pacto de gobierno municipal del año 1999, firmado por Encarna Otero y él mismo.
Al margen del alcalde de Santiago, compareció en la comisión Benito García Caramés, actual director de la oficina técnica de la Fundación Ciudad de la Cultura. No quiso entrar a valorar la gestión de los impulsores del proyecto, pero sí apuntó que las primeras propuestas de Peter Eisenman "respondían a un concurso muy puro de ideas, con referencias escuetas" al conjunto de la obra. Cifró en 333 millones la estimación real del coste de las obras, pero sin incluir los honorarios y las modificaciones realizadas con posterioridad al inicio de los trabajos. Se negó a pronosticar la cifra final, que sólo será posible saber cuando se inauguren todos los edificios.
La tercera comparecencia corrió a cargo de dos representantes de la empresa Ciudadanía, encargada de la asistencia para la celebración del proceso de participación en la redefinición de los contenidos. Ambos negaron que la presencia en la compañía de personas simpatizantes con el BNG tuviese que ver en la adjudicación de los trabajos, realizada por la Consellería de Cultura del bipartito.
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